Alfonso Mata
Decía allá por 1821 con picardía un miembro del Ayuntamiento: “el verdadero autoridad, siempre debe estar con las manos listas, el corazón sellado, y la mente obtusa; dándose prisa para aprovechar la ocasión. Para eso debe cultivar la astucia y cual liebre, combinar en el momento y lugar preciso, lo más vil con lo más útil, cargando siempre a espaldas el oportunismo”. Y eso sí ha sido un éxito de la independencia.
En la mayoría de nuestros políticos, sus infancias y juventudes jamás tienen surcos emocionales ni mentales de disciplina, lealtad y honor, y menos aún veneración por virtudes. Aprenden a actuar por adoctrinamiento dirigido, basado en caprichos y una única consigna: la señalada por aquel miembro del ayuntamiento independentista. Por consiguiente, siempre van detrás de libertad incontrolada y en búsqueda del espectáculo.
¿Cómo se forma una inconsistencia de carácter? satisfaciendo caprichos y aprendiendo una cosa de niña o de niño: los hechos no se pueden cambiar pero se debe evitar la investigación y la manera más fácil de hacerlo es alterar el hecho y desviar o detener la investigación. La enseñanza de eso es que la falsedad es transformada en verdad y eso debe acompañarse de perseguir siempre privilegios y conseguir camaradas, el atajo más fácil de y para vivir sin merecer.
Bajo esas enseñanzas, obtenemos un ser inconstante, falto de carácter, incapaz de gobernarse y gobernar honesta y disciplinariamente, débil, que compensa con crueldad, mentiras y robos, el mando cuando lo tiene; jamás actúa ni con calma ni con justicia. Responde con odio a lo mínimo que se le opone, sea de palabra o de hecho y puede aunar sus vicios con sus fuerzas, pero nunca luce igualdad de ánimo ante acontecimientos favorables o desfavorables (menos). Su ambición manifiesta desde joven, le hace cultivar amistad de poderosos y es capaz, muy capaz, de disipar riqueza en poco tiempo; de ahí que tiende siempre a buscarla a como dé lugar y a costa de lo que sea; así que siempre está tan cerca de caer como de encumbrar.
¿Cualidades? no sé si bien o mal: licenciosos, hábiles, llenos de arrogancia; desocupados se entregan con desenfreno a toda clase de placeres y cuando lo exigen las circunstancias, pone a freír todo su ingenio, astucia y maldad, mostrando toda una serie de atractivos teatrales, que logran gran influencia sobre cercanos y extraños. Sabe ocultar perfectamente cualquier animosidad, aunque siempre teniendo presente segundas intenciones contra ellas y lanzándolas al vuelo a la mínima oportunidad ya sea rindiendo homenaje o castigando. La mujer en una cosa tiene ventaja: los ocultos designios del destino los moldea con su gran poder emocional y corporal sobre cualquiera. Pero lo principal en todas y todos es que rara vez hablan con sensatez y verdad, y no poseen interés por la gente más que para timarla. La mayoría van tras sus necios y retorcidos sueños, ambiciones, muchas veces compartidos con otros con quienes son tolerantes a la par que les odian o envidian. La mayoría se aplican a los rumores y aquel que a su alrededor se vuelve justo y poderoso se torna en su enemigo adesbancar.