No es en absoluto secreto la relación de amistad que públicamente se han declarado Alejandro Giammattei y Consuelo Porras. Foto La Hora

No es en absoluto secreto la relación de amistad que públicamente se han declarado Alejandro Giammattei y Consuelo Porras, ratificada de manera muy puntual cuando reclamó a la Fiscalía Especial Contra la Impunidad por estar indagando el papel de la Presidencia en la conjura criminal para destituir anticipadamente al Presidente del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social. Tampoco lo es la razón por la que Porras llegó al Ministerio Público escogida por Jimmy Morales como tapadera, papel que se debe reconocer como cumplido con creces. En ese peculiar contexto de la administración de la entidad llamada a realizar la persecución penal, solo si fuera idiota hubiera Juan Francisco Sandoval informado a la superioridad del caso de la alfombra rusa. Es más, en cuanto Porras fue informada por Giammattei de que algo se estaba investigando, la mandó directamente a la FECI para buscar y escudriñar entre los expedientes a fin de detener cualquier investigación contra su “amigo”.

Imagínese usted si el fiscal que investigaba al conocido traficante de favores sexuales Jeffrey Epstein le iba a contar al Secretario de Justicia de Estados Unidos sobre la investigación sabiendo cómo se manejaba esa dependencia en tiempos de Trump y que el mismo Donald Trump no sólo era usuario sino íntimo amigo y cómplice de Epstein. Por supuesto que ningún investigador serio, comprometido con el Estado de Derecho, va a ser tan ingenuo, por no decir burro, de presentar un caso contra Giammattei precisamente a su gran amiga, Consuelo Porras, nombrada específica y concretamente para convertir al Ministerio Público en un parapeto a favor de la impunidad, presto a perseguir, eso sí, a todos los que trataban de combatir la impunidad, lista de perseguidos y acosados a la que ahora se agrega Juan Francisco Sandoval.

Sandoval tenía que tener un caso absolutamente sólido y terminado para poderlo presentar porque el mismo podía ser frenado de un plumazo, o mejor dicho de un grito, por la Fiscal General. Precisamente para asegurar esa independencia se había dispuesto que los casos de la FECI no entrarían al sistema de control general que hay en el MP. Pero no olvidemos que Consuelo Porras destituyó al encargado de la Agencia 8 de la FECI y puso en su lugar a quien podía destruir pruebas y esa era esa agencia en donde estaba la investigación.

Ahora le dice Porras a Guatevisión que sí van a investigar lo de la visita de los rusos. Se valen apuestas no sólo sobre el rumbo de dicha investigación, sino la celeridad de la misma bajo su conducción.

Redacción La Hora

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