José Roberto Alejos Cámbara
“Parece que no tenés los pies en la tierra o que vivís en otra Guatemala” me dijo un amigo al referirse a mi columna anterior. Le expliqué, o traté de hacerlo, que es un tema de intereses del que hemos hablado y seguiremos hablando dentro de este método de negociación. Añadió mi amigo, “quizá lo que haga falta es explicar la causa por la que estás escribiendo sobre el método Harvard para negociar”, indudablemente tiene razón.
No es solo hablar del método y de tratar tema por tema con ejemplos personales, se trata de explicar que la negociación es urgente y que, al analizar el método es preocupante ver que en lugar de diálogo y comunicación hay confrontación, es preocupante que no haya liderazgo para convocar y más preocupante aún porque siendo el presidente Alejandro Giammattei el obligado natural a hacerlo, no quiere negociar.
Supongamos que lo hiciera y convocara, seguramente ni siquiera iniciaría el diálogo porque la ciudadanía perdió la confianza en él; ¡Por todo lo que estamos pasando se hace imposible confiar en él! Querer que se apruebe un Estado de Calamidad violando derechos esenciales establecidos en la Constitución Política de la Republica; no proponer medidas reales para atacar la pandemia; incumplir con los plazos para remitir el acuerdo al Congreso, dar una conferencia de prensa con frases amenazantes y de advertencia contra la Prensa, hacia analistas y políticos de oposición hace ver que no busca –y ni le interesa encontrar– la confianza de los guatemaltecos, esa que desde hace mucho perdió.
“En relación a tus dos últimas –columnas– me permito hacer una observación. En efecto la confianza es un factor clave, pero va ligado a otro que no mencionaste y que desde mi perspectiva es determinante: la credibilidad, ambas son indispensables para un verdadero diálogo y, desde luego para pasar a un proceso de negociación con intereses claros. En una sociedad tan polarizada como la nuestra, en este momento, es muy difícil y complejo ir directo a una negociación, se requiere crear condiciones previas para, en efecto, avanzar a esa etapa” escribió textualmente Miguel Ángel Barcarsel, mi buen amigo y experto en estos temas y con quien coincido en la totalidad del mensaje. Se requiere ir creando condiciones para sentarnos y ponernos de acuerdo.
Se requiere confianza entre los que tienen el poder y están gobernando; en la última sesión del Congreso se evidenció que no existe; entre los que ya estuvimos allí y los que ahora están, menos. Pero ¿Confianza entre la clase política y la ciudadanía? ¿Cuál podría ser una buena razón para creer en la política? Hay que generar garantías porque “La confianza no se recupera una vez perdida”, decía mi maestro el doctor Julio Decaro del proyecto de negociación de Harvard. Es como romper un jarrón, juntar las piezas y lograr pegarlas. De lejos se verá igual, pero de cerca las grietas estarán allí para toda la vida.