Los haitianos volvieron a realizar el domingo servicios religiosos dentro o fuera de iglesias dañadas, algunos por primera vez desde el devastador sismo de magnitud 7.2 que sacudió a la nación el 14 de agosto, mientras que la Agencia de Protección Civil dijo que la cifra de muertos por el terremoto ascendía a 2,207.
Mientras tanto, las operaciones de ayuda se estaban ampliando en la nación, pero las autoridades batallan con la seguridad en los centros de distribución. Las pandillas han asaltado camionetas y ambulancias, obligando a los trabajadores a transportar los suministros en helicópteros. En algunos lugares, muchedumbres desesperadas se han peleado por bolsos de comida.
El domingo, uno de los delincuentes más poderosos de la capital Puerto Príncipe anunció en un video publicado en las redes sociales que grupos criminales aliados habían alcanzado una tregua y asistirían en las labores de ayuda. Si eso resulta ser cierto, podría permitir que se aceleraran dichas labores.
Jimmy Cherizier, alias «Barbecue» y quien es el líder de la Fuerzas Revolucionarias G9, se dirigió en un video publicado en Facebook a las partes más afectadas en la península suroeste de Haití.
«Queremos decirles que las Fuerzas Revolucionarias G9 y los aliados, todos para uno y uno para todos, nos solidarizamos con su dolor y pesar», dijo Cherizier. «Las Fuerzas Revolucionarias G9 y los aliados… participarán en las labores llevándoles ayuda. Invitamos a todos los compatriotas a solidarizarse con las víctimas intentando compartir lo poco que hay con ellas», añadió.
El aumento en la cifra de muertos fue el primero desde el miércoles, cuando el gobierno informó que 2,189 personas habían perdido la vida. El domingo, el gobierno señaló que aún se desconoce el paradero de 344 individuos, que 12,268 resultaron heridos y que cerca de 53,000 viviendas quedaron destrozadas por el sismo.
En Les Cayes, muchos fueron a la iglesia para llorar por los que ya no están y para dar gracias por su propia supervivencia.
En una iglesia evangélica en el vecindario de Bergeaud, los feligreses cantaron himnos bajo los rayos del sol que se metían por los agujeros del techo y las paredes.
El pastor Sevrain Marc Dix Jonas, dijo que el servicio del domingo fue especial porque su congregación no se había podido reunir desde que ocurrió el sismo.
«Hoy era imprescindible», comentó Dix Jonas, de pie bajo una abertura en lo alto de la fachada de su iglesia. «Para agradecer a Dios. Él nos protegió. No morimos».
Su iglesia fue una de las pocas en las que los fieles pudieron rezar en el interior. En muchas otras, los servicios se llevaron a cabo en la calle afuera de santuarios colapsados.
Tomando eso en cuenta, la iglesia católica de Les Cayes cambió la hora de su servicio a las 6:30 de la mañana para evitar las altas temperaturas.