El Vaticano cerró el ejercicio fiscal 2020 con un déficit de 66.3 millones de euros (78 millones de dólares), menor que lo previsto e incluso que en los niveles anteriores a la pandemia, según cifras difundidas.
El ministro de Economía de la Santa Sede, padre Juan Antonio Guerrero Alves, lo atribuyó a una reducción del gasto y una caída menor que la prevista de los ingresos.
El Vaticano había pronosticado un déficit entre 68 y 146 millones de euros. En el ejercicio 2019, antes de la pandemia, se registró un déficit de 79.2 millones de euros.
Guerrero dijo que el Vaticano redujo los gastos frente a la pandemia y se concentró en lo esencial, como salarios, ayuda a iglesias en dificultades y los pobres. Para ahorrar dinero, se redujo en un 75% el gasto en viaje y eventos, se aplazaron obras de mantenimiento y se redujeron los servicios de consultoría, en tanto los diplomáticos ajustaron sus cinturones. Los impuestos se mantuvieron en 18.8 millones de euros.
Los ingresos fueron inferiores en 5% a la proyección prepandemia de 269 millones de euros.
«Estamos esperando a ver si esta tendencia continúa en 2021», dijo Guerrero a la prensa vaticana.
Las donaciones aumentaron levemente a 56.2 millones de euros (66 millones de dólares). Con todo, los aportes al Óbolo de San Pedro, ofrecidos durante la recolección de fondos en las misas, bajaron 18% en 2020. Se los presenta como una forma concreta de aportar a las obras de beneficencia del Papa, pero también se usan para mantener a la burocracia de la Santa Sede. Muchas iglesias realizaron misas virtuales en 2020 debido a la pandemia.