Texas ha comenzado a arrestar a inmigrantes bajo cargos de invasión de propiedad a lo largo de la frontera con México como parte de las acciones que el gobernador republicano Greg Abbott afirma son necesarias para reducir los cruces ilegales. Diez personas han sido encarceladas hasta el momento y se prevé que su número aumente en las próximas semanas, dijeron ayer las autoridades.
Con los arrestos se pusieron en marcha los planes que Abbott anunció en junio, cuando también señaló que Texas continuaría construyendo el muro fronterizo del expresidente Donald Trump y solicitó a otros gobernadores que envíen policías y miembros de la Guardia Nacional a la frontera.
Los detenidos se encuentran en una prisión estatal que había estado vacía en Dilley, Texas, a unos 160 kilómetros (100 millas) al norte de la ciudad fronteriza de Laredo, dijo Robert Hurst, portavoz del Departamento de Justicia Penal de Texas. Afirmó que la instalación reconvertida tendrá capacidad para recluir a más de 950 personas.
Todos los arrestados hasta ahora son adultos que viajaban solos, según el fiscal del condado Val Verde, David Martinez, quien señaló que la semana pasada le indicaron que el número de migrantes arrestados podría aumentar a entre 100 y 200 por día. Estas cantidades, dijo, «podrían rebasar no sólo la capacidad de mi oficina, sino todo nuestro sistema muy rápidamente».
La mayor parte de las tierras en la frontera sur de Texas son propiedad privada, pero Martinez señaló que tenía entendido que los policías estatales no arrestarían a personas que viajaran en grupos familiares. La semana pasada, las autoridades federales informaron haber tenido en junio encuentros con 55.805 personas en grupos familiares que incluían niños, un incremento de 25% sobre el mes anterior. La cifra continúa muy por abajo del pico de 88.587 de mayo de 2019.
«Si sorprenden a un desconocido en mi propiedad y está con su esposa e hijos, lo más probable es que no lo arresten», declaró Martinez. «Eso es lo que se me ha descrito».
Un portavoz del Departamento de Seguridad Pública de Texas no respondió el jueves a un mensaje.
El condado Val Verde, de unos 50.000 habitantes, se ha convertido en trasfondo de las críticas de Abbott contra las posturas del presidente Joe Biden sobre la frontera en momentos en que el gobernador, que busca la reelección en 2022, intenta convertirse en el relevo de Trump en cuanto a políticas de inmigración. Abbott regresó al condado el pasado fin de semana con el gobernador de Florida, Ron DeSantis, y otros funcionarios, entre ellos la secretaria de Justicia de Florida, Ashley Moody, que tuiteó esta semana haber dado positivo al COVID-19.
«La comisión estatal de prisiones ha elaborado una manera para encarcelar a mucha más gente de la que está encarcelada», afirmó Abbott el sábado durante su visita.
Sin embargo, los condados más grandes de Texas en la frontera sur, donde habitualmente los cruces son los más numerosos, han rechazado la propuesta de Abbott de reforzar la acción policial y emitir declaraciones de desastre, que los gobernadores ordinariamente hacen durante catástrofes como huracanes o incendios forestales.
Los migrantes arrestados por invasión de propiedad comenzaron a llegar el martes a la prisión. Funcionarios carcelarios dijeron en un comunicado que los preparativos para el lugar incluyeron aire acondicionado temporal, que muchas prisiones en Texas no tienen para las zonas comunes, así como la capacitación y entrega de licencias a carceleros.
Desde que anunció que Texas podría comenzar a acusar a los migrantes de delitos estatales, Abbott dijo que la policía no participará en acciones de «captura y liberación», y que las personas arrestadas pasaran un tiempo tras las rejas. Sin embargo, Martinez señaló que manejará los casos como siempre, lo que habitualmente implica tiempo cumplido.
«Mi oficina está trabajando de verdad duro para tratar de minimizar la cantidad de tiempo que tienen que estar presos», apuntó.