Ayer médicos tanto del Hospital Temporal del Parque de la Industria como del Hospital General San Juan de Dios alertaron sobre la gravísima situación que se vive por la llamada tercera ola de la pandemia. Mientras los primeros se vieron forzados a no recibir más pacientes por falta de personal e insumos, derivado de la indiferencia de las autoridades superiores para dotarlos de lo esencial para salvar vidas, en el otro nosocomio alertan sobre los casos de niños en edad escolar que están no sólo contagiados sino en condición grave requiriendo asistencia respiratoria y en serio peligro de muerte.
Da pena que los profesionales de la salud tengan que asumir ellos el papel que tendría que desempeñar la ministra de Salud Pública en cuanto a mantener informada a la población sobre la gravedad del momento. Como es políticamente conveniente se sigue jugando con los colores del semáforo aunque es obvio que la situación está fuera de control y que ello es consecuencia del trinquete de las vacunas porque el Presidente, apoyado por el Procurador General, se negó a trasladar en enero la iniciativa aprobada ayer, seis meses más tarde, en el tema de la responsabilidad por las vacunas, lo que “casualmente” abrió la puerta para la negociación con los rusos que resultó siendo un gran fiasco y escándalo que, tristemente, a la población parece no importarle.
Provoca indignación escuchar a los galenos clamando ante la gente para que adopte actitudes más responsables y especialmente para proteger a los niños que por mucho tiempo se consideraron no afectados por la pandemia pero ahora con nuevas variantes están presentando cuadros clínicos muy delicados y ya se habla de muertes en ese segmento de población. Eso debería de hacer el presidente Giammattei y la Ministra de Salud, pero tristemente no tienen el menor concepto de la responsabilidad que tienen sobre sus hombros. El llamado hecho ayer por el Procurador de los Derechos Humanos es consecuencia de la terrible forma en que se ha actuado desde las más altas esferas y lo que ello significa, y peor aún, de lo que significará en término de muertes provocadas por el Covid contra el que nos quedamos sin vacunas por un negocio que apesta.
Estamos viviendo el peo