Dra. Ana Cristina Morales
Sin embargo, si se decide, la decisión consiste en colocarse en un lugar dependiente, un lugar, en el cual se atribuye a otras personas la responsabilidad del actuar y de las consecuencias de ello. Pero, la vida misma, se encarga de enseñar a cada quien de que nadie se escapa de ser responsable de sus pensamientos, afectos y conductas, así como, de los resultados que estos generen. Hay decisiones que pueden ser muy fáciles y espontáneas, pero otras requieren cierto grado de consideración, análisis y esfuerzo.
Cuando se toma una decisión se realiza una elección, lo que involucra a un proceso de selección y discriminación. El hacerlo de manera asertiva es algo que requiere de aprendizaje. Es relevante observar el pro y el contra de cada alternativa, así como medir las consecuencias personales, familiares y sociales en cada una.
Es mejor no tomar decisiones importantes en momentos de crisis, ni tampoco cuando los estados de ánimo se encuentran en su mayor apogeo. Por ejemplo, cuando se siente la persona enojada, impulsiva o con tristeza profunda.
Tomar decisiones es una tarea desde la cotidianidad, pero como se menciona, alguna de ellas puede tener un impacto mayor dentro de nuestra existencia. Para el aprendizaje de la toma de decisiones se considera que existen algunas acciones que se pueden observar como los pasos dirigidos para su realización: 1. Análisis y planteamiento de la situación específica, para lo cual se ha de obtener la mejor información posible para su valorización, 2. Toma de conciencia de la importancia que tiene para su persona la decisión de emprender, 3. Identificar las alternativas u opciones posibles. Se expresa que dos opciones pueden ser insuficientes, ya que se convierten en un dilema Y para algunos tres opciones constituyen un” trilema” (esta era una queja frecuente de un colega médico, ante la posibilidad de elegir a una compañera de vida- espero que si lo lee lo recuerde). Así que mientras más opciones existan para tomar una decisión, el grado de discernimiento aumenta, así como la libertad de elección.
Cabe responder a las siguientes preguntas para la escogencia de una elección: ¿Cuáles son las alternativas? ¿Cuáles podrán ser sus consecuencias? Se podría plantear de la siguiente forma: Si yo elijo la alternativa A ¿Qué pasaría? Y así con las otras, lo importante es reflexionar en cada una de ellas y obtener la que se considere mejor. Para lo cual se sugiere escribir, lo que se ha de ejecutar, las posibles consecuencias esperadas y los medios para hacerlo. Antes de accionar y ponerla en marcha. Y por último se sugiere que se observen los resultados, si no fueron los deseados, siempre nos queda la posibilidad de un aprendizaje de nuestros errores.