Carlos Rolando Yax Medrano
Una vez, en medio de una pandemia, Guatemala pagó 16 millones de dosis de la vacuna Sputnik V, pero solo había recibido 150 mil de ellas. Después de algunos meses, el Gobierno de Guatemala finalmente se animó a recordarle a Rusia que tenía un negocio pendiente. Para hacerlo, el Excelentísimo Canciller emprendió un muy largo viaje a tierras frías con una misión: pedirles a los rusos, por favor, que no se olvidaran de cumplir con su parte del trato. No era un asunto urgente, pero los guatemaltecos podían enfermarse, así que les gustaría recibir lo que habían pagado, si no era mucha molestia.
Rusia se disculpó de la manera más atenta por el retraso y le explicó al Canciller que, además de Guatemala, también tenía otros clientes en espera. Cuando salió a ofrecerle las vacunas a medio mundo, no creyó que en verdad fueran a comprárselas. Empezaron a recibir pedidos y, ni modo, no les quedó de otra. Además, los rusos le dijeron que la situación no era tan grave, no había ningún peligro inminente. Ellos, sin falta, les tendrían listas las vacunas para el año siguiente. Sin embargo, si no podían esperar más, tenían otra opción. Podían darle una versión mejorada de la vacuna, la Sputnik V Light, que era menos efectiva, pero solo tenía que inyectarse una vez.
El Canciller, asombrado por la grandísima solución que le habían ofrecido, les dijo que le parecía bien, solo tenía que ir a Guatemala a confirmar la decisión con su jefe. Emprendió el largo viaje de regreso a cálidas tierras tropicales, satisfecho porque los rusos lo habían tratado muy bien. Al llegar les dijo a todos los guatemaltecos que no se preocuparan. Les iba a tocar esperar un poco más. Nada fatal, no era como que se pudieran morir si se enfermaban. Tampoco había que ser exagerados. Ah, y además de esperar, ya no les iban a mandar lo que habían comprado. Él era un excelente negociante y ahora les iba a dar gato por liebre.
Los guatemaltecos le preguntaron al Canciller cuánto más iban a tener que esperar y él les respondió que no sabía exactamente, pero que tenían que ser pacientes, tal vez para 2022 ya iban a estar listas las vacunas. Sin embargo, él fue a trabajar y, previendo que eso podía pasar, consiguió que los rusos le ofrecieran otro plan. Pero eso no les gustó a los guatemaltecos. Le dijeron al Canciller que, con la otra opción, iban a terminar pagando más y recibiendo menos. No eran economistas ni expertos en finanzas, pero no tenía mucha lógica. Entonces, le preguntaron por qué no buscaba en otro lugar las vacunas. Estados Unidos, incluso, estaba ofreciéndoles unas vacunas regaladas.
El Canciller se molestó y les dijo que él no era un negociador, a él no le interesaba negociar con otros una solución al problema. Él era un negociante y lo único que le interesaba era hacer negocios con el problema. Y si aceptaba las vacunas que Estados Unidos les estaba ofreciendo regaladas, ya no iba a poder hacer su negocio. Cómo se les podía ocurrir semejante disparate. Él se tomó la molestia de hacer un viaje con todo pagado y así le agradecían. Entonces, el Canciller fue con su jefe, el señor Presidente, y muy ofendidos decidieron dejar esperando a la gente.