El proyecto del muro fronterizo impulsado por el expresidente Donald Trump podría perder gran parte de su financiamiento, así como el estatus prioritario que le permitió eludir regulaciones ambientales, según un plan del gobierno de Joe Biden anunciado ayer.
Biden suspendió la construcción del muro cuando asumió la presidencia mientras su gobierno revisaba el proyecto. Eso molestó a republicanos en el Congreso que deseaban que continuara en un momento en que aumentaban las detenciones de migrantes a lo largo de la frontera sur.
El nuevo plan no cancela del todo el proyecto del muro, pero probablemente se encuentre con oposición en el Congreso, en donde muchos republicanos están ansiosos por promover un proyecto que está estrechamente relacionado con el expresidente.
Biden planea devolver más de 2 mil millones de dólares que el gobierno de Trump tomó del Pentágono para usarlos en la construcción del muro, y usar también otros fondos asignados por el Congreso para atender «problemas urgentes de vida, seguridad y ambientales» creados por el proyecto fronterizo. Asimismo, pide a los legisladores no proporcionar fondos adicionales para lo que el equipo de Biden cree que es un esfuerzo innecesario.
«Construir un enorme muro que abarque toda la frontera sur y le cueste miles de millones de dólares a los contribuyentes estadounidenses no es una solución seria ni un uso responsable de fondos federales», dijo la Oficina de Administración y Presupuesto en un comunicado que describe el plan.
Durante décadas, el gobierno ha construido muros y otras barreras a lo largo de los 3.200 kilómetros (2 mil millas) de la frontera entre México y Estados Unidos para eliminar algunas de las rutas más fáciles con las que los migrantes y otros evitan puntos de revisión. Trump convirtió el tema en pieza central de su identidad política.
Trump prometió construir un muro «prácticamente impenetrable» e insistió en que México lo pagaría, algo que nunca sucedió. En lugar de eso, su gobierno asignó unos 15 mil millones de dólares mediante una combinación de partidas presupuestales aprobadas por el Congreso y de fondos del Pentágono y otras partes del gobierno.
El gobierno de Trump construyó aproximadamente 725 kilómetros (450 millas) de muro rápidamente gracias a que dispensó requisitos como revisiones ambientales y mediación, aunque sólo unos 84 kilómetros (52 millas) fueron en áreas en donde no existían barreras previas.
La decisión de Biden de suspender la construcción provocó que senadores republicanos le pidieran a la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno investigar si se estaba infringiendo la ley federal al no usar dinero asignado para su objetivo previsto.
El gobierno dijo el viernes que usará fondos ya reservados por el Congreso para «su objetivo asignado, como lo requiere la ley», pero no pide nuevos fondos para la construcción del muro en el presupuesto del 2022 del Departamento de Seguridad Nacional.
En lugar de eso, Biden ha pedido fondos para aumentar el uso de tecnología en los puertos de entrada y otras partes, argumentando que hay formas más eficientes de detener la inmigración ilegal y el tráfico de drogas en la frontera.
El gobierno dijo que regresaría 2 mil millones de dólares tomados del Pentágono y los usaría para proyectos de construcción, la intención original del dinero. Eso incluye 79 millones de dólares para una escuela primaria para hijos de miembros del ejército estadounidenses en Alemania; 25 millones de dólares para una estación de bomberos y rescate en la Base de la Fuerza Aérea Tyndall en Florida; y 10 millones de dólares para expandir las defensas contra misiles balísticos norcoreanos en Fort Greely, Alaska.
Planea usar aproximadamente 1,9 millones de dólares restantes asignados por el Congreso para el muro en drenaje y control de erosión, u otros problemas ambientales causados por la construcción del muro en Rio Grande Valley, Texas, y otras partes.
Decenas de organizaciones de apoyo han pedido al gobierno de Biden pagar por la restauración del hábitat de vida silvestre y de tierra considerada sagrada por los indígenas norteamericanos que fueron dañados con la construcción del muro. «Es un bien recibido y sensato próximo paso para comenzar a sanar la devastación que Trump ocasionó en las zonas fronterizas», dijo Paulo Lopes, especialista en política agraria del Centro para la Diversidad Biológica.
El gobierno no dice explícitamente que no construirá un nuevo muro. Pero asevera que cualquier construcción nueva será sujeta a revisión ambiental y que analizará los actuales intentos para expropiar terrenos de sus propietarios y que regresará parcelas a los propietarios si el Departamento de Seguridad Nacional determina que no son necesarias.
El gobernador de Texas Greg Abbott, un republicano, dijo el jueves que el estado construirá sus propias barreras a lo largo de la frontera con México, pero no proporcionó detalles, tales como dónde se ubicarían o cómo serían. Prometió dar más información la próxima semana.
«Tenemos que reconocer que la cantidad de personas que cruzan la frontera sólo seguirá aumentando a menos que cambiemos la estrategia», dijo Abbott.