Por enésima vez el sueño de tantos guatemaltecos queda truncado. La Selección de Fútbol de Guatemala volvió a fracasar en otra eliminatoria y seguimos en las partes más bajas de cualquier clasificación que se haga de los países futboleros, lo cual no es una casualidad pero sí puede ser un hecho irreversible porque si no cambiamos la forma en que se dirige y administra el deporte no vamos a obtener jamás resultados. El deporte en el país no se puede quejar de la falta de recursos y asignaciones porque hay fuertes asignaciones constitucionales que debieran servir para alentar la formación y preparación de nuevos deportistas y de contratar a entrenadores con experiencia, no sólo para trabajar con los mayores, sino para enseñar las cosas correctamente a los niños.
Durante alguna parte del siglo pasado el fútbol guatemalteco era al menos respetado a nivel centroamericano donde era capaz de competir y ganar en torneos regionales importantes. Pero poco a poco se fue produciendo un viraje importante no sólo en la Federación de Fútbol sino en las de diversos deportes y también en la Confederación Deportiva porque, tristemente, a mayor cantidad de dinero asignado y disponible, más se avorazaron los que solo piensan en sacar raja de su participación como dirigentes.
Se empezó a abandonar la formación de los niños con preparadores capaces, no obstante la creación de un Ministerio de Cultura y Deportes que debió esmerarse en la niñez y para los clubes era más fácil importar a jugadores baratos que hacer escuelas como hacen equipos en otros lugares del mundo.
Año con año vemos el deterioro de nuestro fútbol que va de la mano del deterioro del país y ambos tienen la misma causa y es que los dirigentes, del deporte y del país, se ocupan de sus propios intereses y no mueven un dedo para mejorar las condiciones de manera que se pueda pensar en un repunte, en un cambio significativo que permita a los deportistas pensar en verdaderas oportunidades.
Sin líderes que trabajen con visión de futuro porque están demasiado ocupados sacando raja a lo que pueden, no habrá buen fútbol ni buen país. No vamos a disponer de condiciones que generen esperanza porque pasará como con la salud y la educación áreas en las que vamos como el cangrejo porque todo el enfoque está en cómo hacer negocios y no en cómo puede mejorarse para incrementar no sólo la oferta sino la calidad de los servicios. Y en esa picada que muestra nuestro patético fútbol van muchos aspectos del país.