El presidente del gobierno español Pedro Sánchez visitó ayer la capital libia de Trípoli para reabrir la embajada de España y mostrar su apoyo a las nuevas autoridades interinas de Libia encargadas de sacar a la nación de una larga guerra civil.
Sánchez conversó con el primer ministro libio Abdul Hamid Dbeibah, quien fue elegido en febrero junto con un consejo presidencial de cuatro miembros. Esa elección formó parte de un plan aprobado por la ONU para que Libia tenga elecciones generales en diciembre.
El mandatario dijo que estaba complacido de reabrir la embajada después de que España llevara siete años sin representación en un país mediterráneo «de vital importancia». Añadió que, a diferencia de otros consulados europeos, el equipo consular español estará autorizado a expedir visados en nombre de los libios para mejorar la movilidad entre los dos países.
«Espero, primer ministro, que la visita del gobierno de España hoy represente un punto de inflexión, un comienzo de nuevo y que nuestros países puedan trabajar juntos en esta importante fase de la historia de Libia», manifestó Sánchez en conferencia de prensa conjunta antes de presidir la ceremonia de reapertura de la embajada española.
España y otros países occidentales retiraron su personal diplomático y cerraron sus misiones en Libia en 2014, luego de una escalada de violencia entre las milicias islámicas y las fuerzas gubernamentales en Trípoli. Desde entonces, el personal diplomático español en Libia operaba desde la vecina Túnez.
Dbeibah recibió la reapertura con beneplácito, y dijo que muestra «lo mucho que España se toma en serio mejorar las relaciones bilaterales y fortalecer su presencia diplomática en Libia».
«Esperamos que se den más pasos positivos, se levante el embargo impuesto a las aerolíneas libias y se facilite la entrega de visas (de viaje) a los libios», declaró Dbeibah.
Libia ha estado inmersa durante años en el conflicto y el caos desde la revuelta de 2011 apoyada por la OTAN en la que fue derrocado y asesinado el dictador Moamar Gadafi, quien gobernó el país por mucho tiempo. En los últimos años, Libia –un país petrolero– ha estado dividido en un gobierno en Trípoli que tiene el apoyo de la ONU y autoridades rivales en el este del país. Cada bando tiene el respaldo de grupos armados y gobiernos extranjeros.
Sin embargo, la tregua de octubre ha contribuido a frenar en gran medida la violencia y especifica que todos los mercenarios extranjeros deben marcharse.
Desde la elección del nuevo gobierno interino en Libia en febrero, diversos diplomáticos de alto rango europeos y estadounidenses han visitado el país del norte de África para manifestar su apoyo a las nuevas autoridades. Antes que España, Francia y Grecia reabrieron sus embajadas.
«Es tiempo de paz, es tiempo de que el pueblo de Libia se merezca lo que ha venido ansiando durante estos últimos años: que es seguridad, bienestar y prosperidad», declaró Sánchez.
El presidente del gobierno español y el primer ministro libio dijeron que habían suscrito diversos memorandos de entendimiento para incrementar la cooperación económica en varios sectores, incluyendo la salud, la infraestructura, la agricultura, la educación, la ganadería y las energías renovables.
Sánchez estuvo acompañado por un grupo de empresarios españoles que desean sondear las oportunidades de negocios en Libia.