Emilio Matta Saravia
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Esta semana dio inicio con declaraciones del Presidente Giammattei, dando sus excusas de por qué la vacunación va tan lento, de por qué no hay vacunas para continuar con el “plan” de vacunación y, principalmente, indicando que si los ciudadanos no se inscriben para irse a vacunar no es su problema. Ha culpado a la población de que no se inscribe, aunque según él hay “mil maneras” de hacerlo, y también ha culpado al mecanismo COVAX y a Rusia, por la falta de vacunas.
Lo que no dice, menos reconoce, el mandatario, es que la negociación con el intermediario que proveería las vacunas se hizo a destiempo y mal. Se pagó a un solo proveedor el 50% de anticipo sin garantías de recibir el producto, que dicho sea de paso la totalidad del producto no se puede almacenar en las condiciones adecuadas con la infraestructura actual. No existe un cronograma de entregas y tampoco se sabe cuándo se tendrá, ya que las autoridades de Salud y el mismo Presidente lo ofrecen semana a semana. Los congeladores para almacenar la vacuna debieron haberse adquirido desde que se preparó el “Plan Nacional de Vacunación” y se supo que sería la vacuna Sputnik V la que vendría a Guatemala. Aún no se tienen suficientes para cubrir todos los puntos donde se vacunará a los guatemaltecos.
Establecimientos educativos de varios departamentos del país fueron notificados de que sus alumnos pueden regresar a clases bajo la modalidad hibrida. Se pretende regresar a los niños a recibir clases presenciales, pero aún no se ha vacunado a los grupos que estarán atendiéndolos, que no sólo son docentes, sino que también se incluye al personal de limpieza, a quienes cuidan niños y al personal administrativo de todos los centros educativos. De lo contrario, se corre un alto riesgo de tener focos de contagio en dichos establecimientos. Lo anterior es de vital importancia.
Respecto al turismo, uno de los sectores de la economía más golpeados por la pandemia y que en estos momentos atraviesa la que posiblemente es su peor crisis, el gobierno aún no ha dado señales de apoyo al sector, empezando por inmunizar a todos los empleados de dicho sector para poder así atraer al turismo extranjero que seguramente demandará dicho extremo.
Ayer por la mañana el presidente hizo la finta del veto a las modificaciones a la Ley de Compras y Contrataciones del Estado. En realidad, sólo lo devolvió para que los alcaldes, sus allegados y sus financistas, fueran los únicos beneficiarios del festín de corrupción que serán las compras de baja cuantía con recursos del Estado, y para que se fijara una fecha de inicio a los cambios y cómo quedarían los procesos de compra ya iniciados. La transparencia y el combate a la corrupción de los que se ufana en reuniones de la ONU y en entrevistas a periodistas ad hoc, pasan al último plano. Para modificar, no chapucear, esta ley se debe de tener discusiones serias, técnicas, con sectores que puedan aportar mecanismos reales de transparencia y rendición de cuentas.
En una entrevista a Reuters el mandatario, quien supuestamente representa la “unidad” nacional, dio declaraciones indicando, entre otras, que sus críticos son “desestabilizadores” que pretenden romper el sistema democrático. ¿Ese es su concepto de unidad Presidente Giammattei?