Daniela-Bascopé por medio de una publicación indicó que las redes sociales se han convertido en un mecanismo de expresión en el que los usuarios dan a conocer sus opiniones sobre un tema en específico. Foto: La Hora/Captura de pantalla

Por Ana Lucía González
lahora@lahora.com.gt

El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, dice la cita bíblica. La diferencia es que hoy en día las pedradas son palabras virtuales. Las redes sociales se han convertido en plataformas para difamar, mentir y destruir personas, muchas veces detrás de perfiles falsos.

Las palabras son poderosas”, afirma la actriz Daniela Bascopé en su cuenta de Instagram. La autora, que además es conferencista motivacional, llama a los usuarios a evitar comentar en redes, si lo que vamos a decir no tiene nada de útil o positivo. Es su manera de apelar a los seguidores para alejarse de usar el lenguaje como arma, sino más bien instarlos a usarlo con fines constructivos.

El columnista y docente Samuel Pérez-Attias va más lejos. Advierte que ser libre para expresarse no implica libertad para difamar, calumniar y atacar. Si los valores no son un límite para las personas, el código penal sí lo es (artículo 167), asegura.

Las redes sociales se han convertido en un mecanismo de expresión. Foto: La Hora.

Y es que la lluvia de comentarios ácidos es desenfrenada. En algunos casos, requiere que ciertos usuarios que se tiran al ruedo a opinar mejor usen una sombrilla amplia, para que las gotas destructivas resbalen hasta el suelo.

Dos expertos en manejo de crisis y redes sociales analizan este fenómeno de la era digital, refiriéndose especialmente a las plataformas más usadas: Twitter y Facebook; aunque Tik Tok e Instagram no se quedan atrás.

DARDOS VERBALES

Tengo un trastorno de ansiedad generalizada y una alta sensibilidad que roza los niveles máximos. Y siempre hay personas feas que me han hecho sentir mal por todo ello. Ya no más, ni una más, ya estoy dispuesta a poner freno a todos ellos, a todos, con uñas y dientes”, así describe su sentir @AnaBolena33 en su cuenta de Twitter.

Imagen ilustrativa de la red social Twitter. Foto La Hora/AP

Betsabé Méndez, experta en manejo de crisis de comunicación en redes, indica que solo basta que alguien lance el primer dardo verbal, para que se genere una cascada de comentarios negativos. Parte del problema es que estas plataformas dan la facilidad del anonimato, así como el sentir que tienen derecho de expresar cualquier cosa que se les cruce por la mente.

Aunque no es justificación, supone que el encierro ha elevado el comportamiento de las personas a niveles neuróticos, en donde las redes se han convertido en un escape de la realidad, un desahogo a la frustración.

Un comentario puede lastimar de por vida”, reflexiona, especialmente a los jóvenes. Sin duda, porque para muchos de esa edad son muy importantes los “likes” y los comentarios que reciben en sus cuentas personales.

Méndez analiza el fenómeno de los influencers y los seguidores locales, quienes tienen un comportamiento particular. “La gente construye y destruye a sus líderes, en cuestión de seis meses. Por lo general, esperan que el personaje en cuestión tenga una actitud humilde, pues gracias a sus seguidores, alcanzó la fama”.

Para esta experta, la cultura se refleja en estas plataformas sociales. El machismo es una constante. Si son mujeres las critican por su aspecto físico, si son hombres, en sus atributos masculinos.



 

DESINFORMACIÓN

El investigador digital, José Kont, ofrece otro ángulo de análisis. Por lógica somos más sensibles ante comentarios detractores. Si uno recibe cien comentarios, pero solo cinco de estos generan una crítica negativa, por naturaleza, nos enfocamos en los negativos.

Sin embargo, el fenómeno real se basa en los comportamientos manipulados. Se trata de opiniones que son atacadas por usuarios anónimos -en su mayoría- en redes. “Normalmente son centrados en la persona, no en las ideas”, expresa.

Es una vieja práctica usada para modelar la opinión pública. Hacen creer que hay fuerte oposición. La diferencia es que las técnicas han evolucionado.

Foto ilustrativa de la plataforma digital Instagram. Foto: La Hora.

Para Kont, la catarsis en redes existe, pero no es lo más frecuente ni preocupante, pues según sus mediciones, más del 90% de los usuarios de internet son consumidores de contenidos, que por lo general no opinan. Lo preocupante son los “Netcenteros” dedicados a desinformar, para convertir los problemas en algo tangible. Derivado de esto, los temas que interesan se vuelven tendencia y la mayoría de usuarios se limitan a consumir esta información falsa.

CABEZA FRÍA

Una de las recomendaciones básicas es tomar decisiones razonadas, no emocionales. Dependiendo qué dicen o de qué te acusan, por lo general, se sugiere no responder. En el caso de los influenciadores, pueden tomar “píldoras de humildad” y manifestar a los seguidores que eres alguien, gracias a su apoyo incondicional, opina Méndez.

Para Kont, el objetivo de los linchamientos digitales es anular al individuo. Si se está consciente de esto, lo más probable al momento de recibir estos comentarios es que sean artificiales. Por lo que evite responder bajo una emoción intensa.



 

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