La policía analizaba ayer restos óseos y otras evidencias de un número indeterminado de personas descubiertas en una vivienda de una población cercana a la Ciudad de México, en la que fue arrestado un hombre que podría tener tras de sí un largo historial de feminicidios.
El detenido, un carnicero de 72 años, quedó el jueves vinculado a proceso y en prisión preventiva por el asesinato de una mujer a quien presuntamente acuchilló y descuartizó, informó la fiscalía del Estado de México, donde se ubicaba la vivienda.
Sus crímenes pueden ir mucho más lejos porque la evidencia hallada en la vivienda, no sólo los restos óseos sino accesorios y documentación de mujeres, deja entrever que el sospechoso podría ser un asesino serial que habría cometido los crímenes durante años.
«Son varios los casos de feminicidio en los que esta persona se encuentra probablemente involucrada», dijo el jueves Ricardo Sodi Cuellar, presidente del Tribunal Supremo de Justicia del Estado de México.
Atizapán, una localidad al noroeste de la capital que pertenece al Estado de México, estaba el jueves conmocionada por los hallazgos divulgados por las autoridades que dieron con la vivienda cuando buscaban a una mujer de 34 años reportada como desaparecida.
Los investigadores tuvieron que usar martillos hidráulicos para romper el suelo y desmantelar parcialmente la estructura de concreto y techo de lámina para que los expertos forenses pudieran examinaran minuciosamente el lugar.
Una vez dentro de la casa, la policía encontró una especie de sótano poco profundo en el cual había una mesa con el cuerpo descuartizado de una mujer junto a credenciales, maquillaje, ropa y accesorios femeninos, así como cuadernos y cintas de video marcadas con los nombres de otras mujeres.
La fiscalía del Estado de México indicó que de momento no es posible determinar el número de víctimas y que se tendrán que llevar a cabo análisis de ADN.
Familiares con mujeres desaparecidas que temían que sus seres queridos pudieran estar ahí se acercaron a la vivienda el jueves con una mezcla de angustia y esperanza por enterarse de alguna noticia.
«Lo que más puedan encontrar, sí se les va a agradecer que me lo entreguen para que le dé una sepultura como ella se merece y sepa dónde está ella, porque no sabíamos», pedía Silvia Mejía, cuya sobrina desapareció en octubre de 2016. Medios locales indicaron que la identificación de la mujer podría estar entre las halladas en la vivienda del detenido.
El hombre, de complexión baja y fornida, ha sido identificado sólo como «Andrés» en apego a las leyes mexicanas que protegen la identidad de los sospechosos. Parecía caminar con paso vacilante al ser escoltado a la cárcel.
Según los detalles de la investigación dados a conocer por el poder judicial, el homicidio que se le imputa tuvo lugar el 14 de mayo cuando la víctima, vecina del sospechoso, acudió a su vivienda. El detenido confesó haberla acuchillado y detalló la escalofriante manera en la que descuartizó y colocó sus restos en la casa.
México ha registrado una ola de feminicidios en años recientes, y los activistas aseguran que la policía no hace lo suficiente para prevenir, investigar y procesar tales crímenes. Además, denunciaron que la saña de los asesinatos contra mujeres es cada vez mayor.
En 2018, un hombre fue arrestado en otro suburbio de la Ciudad de México y confesó haber asesinado a por lo menos 10 mujeres. En su momento, la fiscalía indicó que el individuo habría vendido los huesos de algunas de sus víctimas. Ese caso espeluznante se descubrió cuando una pareja fue sorprendida trasladando restos humanos desmembrados en un cochecito para bebé.