Un misil lanzado desde la Franja de Gaza mató hoy a dos obreros tailandeses en una planta empacadora en el sur de Israel, informó la policía, mientras las fuerzas israelíes y Hamas seguían intercambiando ataques.
El servicio de rescate israelí, el Maguen David Adom, informó que llevó a otras siete personas heridas al hospital. El ataque ocurre mientras palestinos tanto dentro de Israel como en los territorios ocupados se declararon en huelga, en una inusual acción coordinada en protesta por las políticas israelíes.
Ante la persistencia de la guerra en Gaza sin solución a la vista, la huelga y las probables protestas subsiguientes podrían agravar el conflicto, luego de varias escaramuzas entre israelíes y árabes tanto dentro de Israel como en Cisjordania.
Los bombardeos israelíes destruyeron un edificio de seis pisos que alojaba a librerías y centros educativos, incluyendo la Universidad Islámica, y que se vio reducido a un montón de escombros y hierros retorcidos. Desparramados por el piso había sillas, libros y partes de computadoras. Los vecinos escudriñaban entre las ruinas, buscando sus pertenencias.
Israel les había avisado a los habitantes previo al bombardeo y éstos huyeron despavoridos a la calle en plena madrugada. No se reportaron bajas. Israel afirma que su intención es atacar a los milicianos, sus túneles y sus plataformas lanzamisiles.
«La calle entera empezó a temblar y luego hubo total destrucción, como si fuera un terremoto», contó Jamal Hersala, un vecino.
Las hostilidades comenzaron el 10 de mayo cuando Hamas, la milicia islámica que gobierna Gaza, lanzó cohetes de largo alcance hacia Jerusalén en apoyo a palestinos que protestaban el allanamiento de la mezquita Al-Aqsa, lugar sagrado tanto para musulmanes como judíos, y el desalojo de familias palestinas en una zona cercana.
Al menos 213 palestinos han perecido desde entonces, entre ellos 61 niños y 36 mujeres, y más de 1.440 han resultado heridos, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no distingue entre civiles y combatientes. A medida que se prolonga el conflicto, escasean el agua, el combustible y los suministros médicos en Gaza.
En Israel 12 personas, entre ellas un niño de 5 años y un soldado, han fallecido debido a los misiles, lanzados desde centros civiles en Gaza hacia poblaciones civiles dentro de Israel.
Son los combates más feroces entre Israel y Hamas desde la guerra de 2014, pero hasta ahora los intentos de aplicar una tregua han fracasado. Mediadores egipcios tratan de forjar un cese de las hostilidades, pero Estados Unidos hasta ahora se ha negado a presionar para una tregua inmediata e Israel ha prometido perseverar en el operativo.
Entretanto, palestinos dentro de Israel como en Cisjordania y el sector oriental de Jerusalén se declararon en huelga. Es una inusual muestra de unidad entre los palestinos ciudadanos israelíes que forman 20% de la población, y los de los territorios que Israel capturó en la Guerra de los Seis Días de 1967 y que los palestinos ansían para un estado propio. En Gaza de hecho la vida ha quedado paralizada totalmente desde que estalló el conflicto.
La huelga es en protesta tanto por la guerra en Gaza como por políticas israelíes que activistas denuncian como un sistema análogo al apartheid, en el que los palestinos no gozan de los mismos derechos que los judíos. Israel rechaza dicha comparación, insistiendo en que todos sus ciudadanos tienen los mismos derechos. Israel culpa a Hamas por la guerra actual y acusa a dicha milicia de incitar a la violencia por toda la región.