CIUDAD DE GAZA, Franja de Gaza / AP
Israel continuó el miércoles con su intensa ofensiva militar en la Franja de Gaza, matando a 10 altos mandos de Hamas y derrumbando un par de torres que albergaban instalaciones de Hamas durante una serie de ataques aéreos. El grupo palestino no mostró señales de querer retroceder y disparó cientos de cohetes hacia ciudades israelíes.
En apenas tres días, la más reciente ronda de combates ha evocado — e incluso superado — a la devastadora guerra de 50 días que protagonizaron ambas partes en 2014. Al igual que en el conflicto previo, ninguna de las partes parece contar con una estrategia de salida.
Pero hay algunas marcadas diferencias. El combate ha detonado los peores episodios de violencia entre judíos y árabes dentro de Israel en varias décadas. Y en el horizonte se asoma una investigación internacional por crímenes de guerra.
Israel desató una intensa serie de bombardeos poco después del amanecer, impactando decenas de objetivos en cuestión de minutos, lo que provocó estruendosas explosiones en toda Gaza. Los ataques continuaron durante todo el día, llenando el cielo con columnas de humo.
Al caer la noche, las calles de la Ciudad de Gaza parecían un pueblo fantasma mientras las personas se resguardaban en interiores durante la última noche del ramadán. La velada, en la víspera de la festividad de Eid al-Fitr, suele tener una vibrante actividad nocturna, en la que las personas salen de compras y a cenar en los restaurantes.
“No hay a donde correr. No hay donde esconderse”, dijo Zeyad Khattab, un farmacéutico de 44 años que huyó junto con una docena de parientes a una casa de su familia en la zona central de Gaza después de que los bombardeos estremecieron el edificio residencial en el que viven en la Ciudad de Gaza. “Es imposible describir ese terror».
Los combatientes de Gaza continuaron atacando Israel con una incesante oleada de cohetes durante todo el día. Los ataques paralizaron a las comunidades del sur del país cerca de Gaza, pero también se extendieron hacia el área de Tel Aviv, unos 70 kilómetros (45 millas) al norte, por segundo día consecutivo.
“Lo estamos sobrellevando, sentados en casa y esperando que todo esté bien”, dijo Motti Haim, residente de la localidad central de Beer Yaakov y padre de dos hijos. “No es fácil correr a un refugio. No es fácil hacerlo con los niños”.
El Ministerio de Salud de Gaza dijo que el número de muertos se elevó a 65 palestinos, incluyendo 16 niños y cinco mujeres. El grupo Yihad Islámica confirmó el fallecimiento de siete combatientes, mientras que Hamas informó del deceso de un comandante y varios otros miembros.
Un total de siete personas han muerto en Israel, cuatro de ellas el miércoles. Entre las víctimas había un soldado que murió al ser impactado por un misil antitanques y un niño de 6 años que murió en un ataque con cohetes.
El ejército de Israel asegura que el número de combatientes muertos hasta el momento es mucho mayor al que reveló Hamas.
El teniente coronel Jonathan Conricus, portavoz militar israelí, dijo que al menos 14 combatientes palestinos murieron el miércoles, incluyendo 10 miembros del “mando superior de Hamas” y cuatro expertos en armas. En total, aseguró que por lo menos 30 combatientes han muerto desde el inicio de la ofensiva.
Aunque funcionarios de Naciones Unidas y de Egipto han dicho que ya se realizan gestiones para un cese del fuego, no hay indicios de progreso. El Canal 12 de la televisión israelí reportó la noche del miércoles que el gabinete de seguridad del primer ministro Benjamin Netanyahu autorizó expandir la ofensiva.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, condenó el “lanzamiento indiscriminado de cohetes” desde zonas civiles de Gaza hacia centros poblados de Israel, pero también instó a Israel a mostrar “máximo autocontrol”. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony J. Blinken, llamó a Netanyahu para expresar su apoyo al derecho de Israel para defenderse y dijo que enviaría a un alto diplomático a la región para intentar calmar las tensiones.
El estallido actual de violencia comenzó hace un mes en Jerusalén, donde las duras tácticas policiales de Israel durante el mes sagrado del ramadán y la amenaza de expulsión de familias palestinas por parte de colonos judíos desataron protestas y enfrentamientos con la policía. Un punto focal fue la mezquita de Al-Aqsa —construida en un complejo en lo alto de una colina que es sagrado para judíos y musulmanes_, donde la policía arrojó gases lacrimógenos y granadas aturdidoras contra los manifestantes, quienes respondieron lanzando piedras y sillas contra los agentes.
Asegurando que lo hacía para defender Jerusalén, Hamas lanzó una serie de cohetes hacia la ciudad la noche del lunes, lo que desencadenó los actuales combates.
El ejército israelí asegura que los combatientes han lanzado unos 1.500 cohetes en apenas tres días, lo que equivale a casi la tercera parte de los que se dispararon durante toda la guerra de 2014.
En tanto, Israel ha impactado más de 350 objetivos en Gaza, un pequeño territorio en el que 2 millones de palestinos han vivido bajo un bloqueo de Israel y Egipto desde que Hamas asumió el poder en 2007. El ejército desplegó dos brigadas de infantería hacia esa zona, un indicativo de preparativos para una posible invasión por tierra.