Flaminio Bonilla

Abogado, escritor, comentarista, analista de prensa, columnista en “Siglo XXI” de 1991 y luego en La Hora del año 1991 a la fecha con mi columna “sin esconder la mano”. En la política nacional fue miembro del Partido Democracia Cristiana Guatemalteca, su Vicepresidente del Consejo Político Nacional y Director Nacional de la “Organización Profesional Demócrata Cristiana”. Soy un hombre de izquierda y soy socialdemócrata. Fui Registrador General de la Propiedad del 1982 al 1986; Registrador Mercantil General de la República del 1986 al 1990 y luego 15 años Representante Judicial y Consultor Jurídico del Registro Mercantil. Ha sido profesor universitario en la Facultad de Derecho de la USAC y en la Facultad de Derecho de la Universidad Rafael Landívar. Especialista en Derecho Mercantil Corporativo y Constitucional. Soy graduado en Guerra Política del Colegio Fu Hsing Kang de Taipéi, Taiwán.

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Flaminio Bonilla Valdizón
flamabonilla@gmail.com

El 28 de abril Walda Barrios Klee, murió una intelectual, “académica feminista, profesora, escritora y radical activista de izquierda”. Walda es pionera del servicio social feminista en Guatemala con muchas mujeres. Walda es un referente de su pensamiento.

Walda fue de la Generación del 60ª. del 70ª, -El Aula “Doce de Abril”- y del ANEXO en Derecho de la USAC, en 1969 y 1970 con nuestra juventud existencialista, su afinidad socialista, con vivencia de injusticia, nuestra vocación humanista y asentaron nuestras posaderas en la Escuela de Derecho. Walda es parte de la historia parte importante de nuestra vida con “patojos y patojas”. La época estudiantil esta evocación de su pícara y romántica como gitanos despreocupados, con la rebeldía cotidiana está nata de la adolescencia con lozanía y frescura con inconforme, ese aquel nihilismo, escepticismo con protesto a flor de piel, que experimentamos muchos de nuestra generación, en la Escuela de Derecho, sitio histórico donde comenzamos a formarnos en nuestra profesión como Abogados; así varios como Walda se impulsó vocación se empujaron al campo de las disciplinas sociales con derecho y sociología. Walda fue Jurista de la Universidad de San Carlos, Magister de la Universidad Católica de Ecuador y Doctora ex–tesis por la Universidad de Salamanca, fue Coordinadora del programa de Estudios de Género y Feminismos de Facultad Latinoamericana de Ciudad Sociales (FLACSO). Estudio en Universidad de Chiapas fue editora feminista Antzetik. Fue docente de la Escuela de Antropología de la Escuela de Historia de San Carlos de Guatemala y de la Universidad del Valle de Guatemala.

Es por resaltar cualidades académicas y política, pero ese estudio revela con muchísima exactitud por qué WALDA BARRIOS KLEE, fue una mujer destacada de Guatemala, y sobre todo en este trabajo se resalta y reconoce el mérito hasta hoy inalcanzable, porque honró a Guatemala y eso le dará por siempre un justo título dentro de nuestra y ocupará un lugar preeminente en nuestro corazón. Nos damos cuenta exactamente del valor humano que poseía Walda y podrían llenarse cuartillas para resumir su revolucionaria y desinteresada obra en pro de las mujeres. Muchos mujeres y hombres, como Walda quienes somos adictos, y escoltamos utopías, mitos, quimeras o sueños o como quieran llamarles, de ser coadyuvante del nacimiento de una sociedad redimida, más justa, cristiana, humana y solidaria, a quienes los creemos y sentimos ser estudiosos pensadores, a los revolucionarios democráticos, consecuentes, propositivos, Walda una rebelde, conspicuo, luchadora y reputada insurrecto con su pensamiento.

También, Walda fue con vocación como Maestra y con otra su gran amiga Leda Echeverría Barillas, las dos se iniciaron como letradas y mentores en 1970 en la Universidad (USAC) y con el Colegio Julio Verne y tuvieron un hermoso presente como abogados, quien ahora no está con nosotros Walda. Ella siempre varias veces pasó al primer plano de la actualidad en los últimos años por obra de sus inquietudes políticas, llegó a ser candidata vicepresidente de URNG Maíz, escribió varios libros. Fue sencilla y quieta pero no menos alta y augusta función pedagógica. He aquí la trayectoria a dar paso a su vocación de educacionista. Walda es su ejemplo, su proyección, su semilla la esparció a los cuatro vientos y hoy queda aquí en forma definitiva. Ella nos exigirá y requerirá la aplicación de sus normas con comprensión. Ella, Walda percibió y se cimentó en los valores cristianos, creció con ellos, fue apasionada del respeto y la consideración hacia los demás. Ella no necesitó aprender la teoría de esos valores. Nació y murió con ellos. El hacer el bien y ejercer con bondad y solidaridad.

Esta esta columna es hoy de homenaje a una mujer de estatura continental que fue toda hermandad, apoyo, adhesión, lealtad y desprendimiento con miles de mujeres. Una mujer de dimensiones exactas y futuros siempre vivos, que tuvo un gran corazón, con su esposo nuestro amigo Tono Mosquera Aguilar, su hijo Antonio Mosquera Barrios, su familia, con la comunidad universitaria y toda Guatemala está de Duelo. Estimo correcta la cita máxima del canto-autor y poeta cubano, Silvio Rodríguez: “Me estremecieron mujeres que la historia anotó entre laureles y otras desconocidas, gigantes, que no hay libro que las aguante”.

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