Por JOSEF FEDERMAN
JERUSALÉN
Agencia AP
Una estampida en una festividad a la que acudieron decenas de miles de judíos ultraortodoxos causó al menos 44 muertos y 150 heridos en la madrugada de hoy en el norte de Israel, informaron las autoridades médicas. Fue una de las tragedias civiles más letales en la historia del país.
La estampida comenzó cuando un gran número de personas que trataban de salir del lugar se agolparon en un pasaje estrecho, similar a un túnel, según testigos e imágenes de video. La gente comenzó a caer una encima de la otra cerca del final del pasillo, mientras bajaban por unas resbaladizas escaleras de metal, añadieron los testigos.
«Masas de gente fueron empujadas hacia la misma esquina y se creó un vórtice», dijo un testigo identificado sólo por su nombre, Dvir, a la emisora Radio del Ejército. Describió una visión aterradora cuando la primera fila cayó.
Apuntó que él estaba en la siguiente tanda que tropezó. «Sentí que estaba a punto de morir», afirmó.
Uno de los heridos, Avraham Leibe, dijo a la emisora pública Kan que una avalancha de gente que intentaba descender el monte provocó un «desastre generalizado» en una en una pendiente metálica resbaladiza seguida de escaleras. «Nadie lograba detenerse», dijo desde su cama de hospital. «Vi caer uno detrás de otro».
En los videos podía verse a un gran número de personas, en su mayoría hombres ultraortodoxos vestidos de negro, apretados en el túnel. El diario Haaretz citó declaraciones de testigos según los cuales las barricadas policiales habían impedido que la multitud se dispersara rápidamente.
La estampida ocurrió durante las celebraciones del Lag BaOmer en el Monte Merón, la primera gran celebración religiosa que se lleva a cabo de manera legal desde que Israel retiró casi todas las restricciones contra la pandemia de coronavirus. El país ha registrado un fuerte descenso de los contagios desde el inicio de una de las campañas de vacunación más exitosas del mundo a finales del año pasado.
El Lag Ba’omer congrega cada año a decenas de miles de personas, en su mayoría judíos ultraortodoxos, para honrar al rabino Shimon Bar Yochai, un sabio y místico del siglo II que está enterrado allí. Las multitudes suelen encender hogueras, rezar y bailar como parte de las celebraciones.
Según estimaciones de los medios, este año habrían acudido unas 100 mil personas.
El primer ministro, Benjamin Netanyahu, calificó la estampida de «gran tragedia» y dijo que todo el mundo estaba rezando por las víctimas.
Tras el incidente, fotografías mostraron filas de cuerpos envueltos sobre el piso, con decenas de ambulancias cerca.
Eli Beer, director del servicio de rescatistas de Hatzalah, informó que estaba horrorizado por lo concurrido que estaba el evento y apuntó que el lugar estaba equipado para admitir a quizás una cuarta parte de los asistentes. «Cerca de 40 personas murieron como resultado de esta tragedia», dijo en declaraciones a la Radio del Ejército.
El viernes en la mañana, Zaka, otro servicio de ambulancias informó que la cifra de víctimas mortales había subido a 44. Su portavoz, Motti Bukchin, explicó que las familias estaban siendo avisadas y que los cuerpos se trasladarían a otro lugar para su identificación. Según el vocero, se espera que los entierros se celebren antes de la puesta de sol del sabbath, una jornada en la que no hay funerales.
El número de fallecidos igualó a los causados por un incendio forestal en 2010, que se cree que es la peor tragedia civil en la historia del país.
Zaki Heller, portavoz del servicio nacional de emergencias, el Magen David Adom, informó que 150 personas habían sido hospitalizadas, seis de ellas en estado crítico.