David Martinez Amador

Politólogo. Becario Fulbright-Laspau del Departamento de Estado Norteamericano. Profesor Universitario,, Analista Político y Consultor en materia de seguridad democrática. Especialista en temas de gobernabilidad, particularmente el efecto del crimen organizado sobre las instituciones políticas. Liberal en lo ideológico, Institucionalista y Demócrata en lo político.

post author

David C. Martínez Amador

Los mitos griegos incluyeron como pocos en los romanos. Grecia conquistó culturalmente a Roma luego de que concluyera la conquista de Sicilia. El proceso de romanización había sido lento, y Sicilia había estado bajo una fuerte influencia griega. Al ser conquistada Sicilia, las obras de artes que llegan a Roma cual botín de guerra, seducen a las clases privilegiadas. ´Graecia capta ferum victorem cepit, la Grecia conquistada terminó por conquistar a su vulgar captor. Lo griego clásico, se convirtió con la directriz del Imperio en el estandarte de la sofisticación y el emblema del poder.

En ese sentido, los mitos griegos adquirieron el perfeccionamiento político en Roma. La diosa griega Harmonía, la diosa que representa el amor que une al pueblo, la personificación del orden y la unidad cívica fue llamada Concordia. Los romanos le construyeron un importante templo, Aedes Concordia, ubicado en el Foro Romano. El templo representaba esencialmente la unidad del pueblo romano y esto no es poca cosa pues no puede negar que la antigua Roma siempre estuvo marcada por una profunda división de clases sociales. Plutarco no hace saber que durante los años de la República, el Senado ordena la construcción del templo en razón que la Concordia se había encontrado luego que la lucha de la plebe por obtener reconocimiento de sus derechos por fin fuera exitosa.

Es decir, el templo de la Concordia significaba que el pueblo romano estaría marcado por la unidad. Y esto, frente al resto de pueblos sometidos que odiaban a Roma era importante.

Pero lograr esta unión, significa de alguna forma lograr conciliar los intereses patricios frente a los intereses de la plebe romana. La Concordia no era solamente una realidad discursiva. Detrás de ella hubo reformas agrarias, destacan entre ellas las reformas agrarias del año 121 aC llevadas a cabo por los hermanos Graco (Tiberio Sempronio Graco y Cayo). Estas reformas lograron concederle tierras a los soldados que regresaban de las campañas militares (cumpliendo las promesas de guerra) así cómo permitir que los soldados pudieran asentarse en las colonias. Al mismo tiempo, los Graco repartieron trigo a las masas (concretamente en momentos de crisis) lo cual fue recordado acuñando denarios con la imagen de la diosa Annona (la diosa que personificaba el suministro de grano a la ciudad de Roma). La Cura annonae o annona era un órgano romano que servía principalmente para el reparto y comercio de cereales.

Otra medida política importante, obliga mencionar la creación de la figura llamada ´Tribuno de la Plebe´, es decir, la persona que representaría los intereses políticos de las masas dentro del Senado. El tribuno de la plebe era una institución protegida por derecho y su cargo era santo e inviolable lo cual, no sorprende dado que entre sus funciones se encontraba oponerse a las propuestas por parte del resto 600 senadores patricios que consideraban normal olvidar la existencia de las masas. Entre los actos de veto tradicional, se recuenta detener la conscripción militar abusiva hacia la plebe o los impuestos discrecionales.

La lección es clara y el esfuerzo es brutal si un pueblo quiere lograr unidad.

Artículo anteriorAnte el caos de hoy a conmemorar el bicentenario con la Segunda Independencia (I)
Artículo siguienteLa fiesta se vuelve “pachangón”