Marco Tulio Trejo

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Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Marco Trejo

El impacto de la pandemia en el sistema educativo guatemalteco es muy preocupante, los 13 meses que se tienen con un sistema educativo a distancia, han afectado los promedios de escolaridad que se tienen, por cierto uno de los peores en Centroamérica que ha sido afectado con el cierre de los centros educativos y la poca respuesta del Ministerio de Educación para afrontar la problemática, no tiene plan A, mucho menos el B.

Esta falta de planificación y de estrategias gubernamentales tendrá un impacto negativo de largo plazo, en la mano de obra “calificada”, que limita los conocimientos para ingresar al competitivo mercado laboral, porque tenemos menos años de educación y con esta crisis sanitaria, la desventaja será mucho mayor en la productividad nacional y fuera de nuestras fronteras.

Pero no todo es negativo, en San Gaspar Vivar, plazuela de San Gaspar, #1 Antigua Guatemala, funciona la Asociación “Brillo de Sol”, la cual se califica como una verdadera escuela inclusiva, porque no hacen distinción alguna con los estudiantes: capacidad económica, repitencia escolar, diagnóstico, edad, dificultad de conducta, superdotación, creencias, etcétera. Otra de las cosas que mantienen es la filosofía de la celebración de las diferencias en lugar de señalarlas.

La fundadora de la asociación: Alma Leticia López Contreras en una carta enviada a mi persona, asegura que “nunca sé imaginó que esta filosofía de trabajo nos iba a librar del famoso bullying, y más allá de esto, es la principal razón por la que se han podido adaptar a la educación a distancia”.

Agrega en la misiva que al respetar la individualidad, trabajan con metas para cada estudiante, se hacen adecuaciones y se está consciente que cada uno tiene un punto de partida diferente y que solo se podrá comparar con él mismo. La educación a distancia necesita de una dosis fuerte de empatía, otra de pasión por lo que se hace y otra dosis fuerte de interés por la realidad de cada estudiante y sus familias.

Diciéndolo en otras palabras y acciones concretas: si se es empático no se cae en aquello de enviar cada día una cantidad estresante de tareas, muchas veces en lenguaje incomprensible. No exigiremos horas y horas frente a la pantalla, mucho menos que el padre de familia se convierta en maestro, porque sabemos que trabaja todo el día para llevar el sustento diario o que no estudió la primaria y entendemos que la familia puede estar deprimida, alterada por el encierro o contagiada…somos sus aliados, una fuente de esperanza.

¡Enviaremos tareas alegres, emocionantes! Que igual lograran las competencias deseadas por el currículo educativo nacional. Con materiales que hay en casa, con instrucciones comprensibles y ejemplos significativos para el estudiante, ya sea sobre los personajes de moda, sobre juguetes, sobre la música o simplemente lo que le gusta hacer y ver, pero el esfuerzo debe ser de ambas vías, no solo de los estudiantes.

En nuestra escuela, los niños aprenden matemática jugando de tiendecita con los padres, suman, multiplican, restan, dan vuelto, hacen canciones y dramatizaciones sobre el sistema digestivo, el cerebro, la honestidad, fabrican células con frutas que después se comen, presentan coreografías filmadas en fin de semana. Hacen entrevistas y estadística sobre las mascotas del vecindario, esto no lo hemos inventado, esto lo hemos aprendido siendo empáticos con la familia, sabemos que la risa provoca la secreción de hormonas que a su vez provocan la sensación de bienestar y motivación.

Y si ahora hablamos del maestro, debemos pensar en la capacidad adaptativa que puede marcar la diferencia, no se obsesionará con que nada será presencial, apreciará los esfuerzos, será agente motivador y provocador de bienestar de los estudiantes. La escuela o colegio que trabaje con interés legítimo, para salvar la educación en nuestro país, no se preocupará por buscar estrategias para cobrar el bus, el uso de biblioteca, la piscina; se preocupará, para que a pesar de la situación, sus estudiantes se conecten con la emoción de saber cuál será la nueva aventura del día y que así no haya deserción, stress o tedio.

López Contreras de la Asociación “Brillo de Sol” asegura que el reto es muy grande al tener un 60% de estudiantes sin acceso a la tecnología, pero aun así se ha trabajado de diversas maneras, Zoom, Facebook, WhatsAap, llamadas telefónicas, hay padres que ponen recargas de Q10 solo los lunes para enviar y recibir tareas. Hay familias recibiendo guías escritas con retos emocionantes, porque cuando brilla el sol todo es posible.

Lo que si podemos ver al final de todo este relato es que es un trabajo en equipo, todos con un mismo objetivo, estudiantes, padres de familia, colegios, escuelas que sean dirigidos por el ente rector de la educación nacional (Mineduc), que debería plantear un proyecto que permita que las telefónicas (CLARO, TIGO, MOVISTAR), apoyen la educación a distancia, con planes que permitan tener una mejor conectividad al internet, no basta con decir que tienen FUNDACIONES, es necesario que demuestren que son empáticos con el pueblo que los ha visto desarrollar los grandes monstros corporativos.

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