Edith González
A más de un año que se declaró la pandemia del Covid-19 muchas situaciones se han producido. Albergamos temor y nos encerramos. Se declararon toques de queda y restricciones.
El país se volvió abrir, aunque las restricciones y las normas permanecieron y poco a poco la vida se fue normalizando, tanto que muchas personas parecieron olvidar la pandemia. Por lo menos sus conductas y acciones así nos lo demostraron, las salidas a visitar a familiares y amigos, aumentaron, como las personas en restaurantes, mercados y centros comerciales, incluso sin mascarilla o mal utilizada.
Entonces con las fiestas de fin de año y la renuencia a entender la emergencia sanitaria que estamos viviendo, las personas salieron de compras navideñas, a reuniones y nos llegó la segunda ola de la pandemia.
Y lamentablemente, como dicen, no hay segunda sin tercera. Llegó recientemente la tercera ola de contagios de la pandemia, con las salidas a la playa, y otros sitios de recreación, con las procesiones dentro y fuera de las iglesias y los rezos y cánticos en las puertas de las mismas, junto a las reuniones familiares.
Las fiestas de bodas, 15 años y otras regresaron y con ellas los contagios que según el Ministerio de Salud Pública ayer viernes 16, se detectaron 2,013 nuevos contagios con el coronavirus SARS-CoV-2 y se reportó el fallecimiento de 37 personas, cifra que va en aumento cada día.
Siendo nuestro país el que tiene la cifra de muertes por el Covid-19 más alta de Centroamérica, con 7 mil 57 fallecidos. Lo que deja por lo menos el doble de familias en duelo y sufrimiento.
Muchos llamados de atención circulan por redes sociales para no salir de casa y continuar cuidándonos. Es cierto que el encierro ha sido largo, lo que lo hace cada vez menos sostenible, sin embargo es preciso que pensemos en resistir. Evitar contagiarnos y peor aún contagiar a nuestros seres queridos, quienes podrían en un futuro próximo fallecer o llorar nuestra muerte.
Y a propósito las restricciones para los velorios y entierros son de las que más se han cumplido, por lo que la despedida del ser querido ha sido difícil y en muchos casos imposible. Lo que ha producido gran dolor al enterarse del fallecimiento del ser querido y producido posteriormente mucho sufrimiento a familiares y amigos.
El dolor, la emoción del momento pasa pero debemos ayudar a que pase el sufrimiento, por lo que realizar un funeral en línea puede ser una opción para reunir a los familiares y amigos de la persona fallecida y llevar a cabo un servicio conmemorativo, a realizarse en un lugar decorado con flores, velas y la fotografía de la persona, así como su música favorita y permitir que las personas participantes puedan despedirse, llorar, contar anécdotas y hasta situaciones jocosas.
Y si no es posible, realice usted su propio ritual del adiós a la persona amada. Eso le ayudará a transitar de manera más sana por el duelo y la pérdida. Tratando de paliar los problemas de soledad y ansiedad que la muerte está produciendo en los familiares y amigos de quienes partieron.