POR DARIA LITVINOVA
MOSCÚ
Agencia AP
El encarcelado líder opositor ruso, Alexei Navalny, que ha estado en huelga de hambre desde el 31 de marzo, describió hoy que ha recibido amenazas de alimentarlo en contra de su voluntad, usando «camisas de fuerza y otras delicias».
En un mensaje en Instagram, Navalny afirmó que una funcionaria le dijo que un análisis de sangre indicaba que su salud se estaba deteriorando y que ella lo amenazó con alimentarlo a la fuerza si seguía negándose a comer.
«Y entonces ella detalló los placeres de alimentarme a la fuerza. Camisa de fuerza y otras delicias», dijo Navalny, quien añadió que pidió a las autoridades que no lo hicieran, «mencionando una cláusula de la ley».
Navalny, el crítico más prominente del presidente Vladimir Putin, demanda una visita de su médico por estar sufriendo dolores fuertes en la espalda y entumecimiento en las piernas.
El líder opositor de 44 años fue arrestado en enero a su regreso de Alemania, donde pasó cinco meses recuperándose de un envenenamiento con una neurotoxina, del que ha hecho responsable al Kremlin. Las autoridades rusas han rechazado tales acusaciones. El arresto de Navalny desató una masiva ola de protestas en Rusia, en la mayor muestra de desafío público en años recientes.
Poco después del arresto, un tribunal ordenó que Navalny cumpliera dos años y medio en prisión por una sentencia por desfalco en 2014 que él dice que es motivada políticamente y que la Corte Europea de Derechos Humanos consideró «arbitraria y claramente inaceptable». El mes pasado, Navalny fue trasladado a una colonia penal al este de Moscú, notoria por sus condiciones duras.
Navalny se ha quejado de dolores en la espalda y dijo que estaba perdiendo sensibilidad en las piernas. Las autoridades de la prisión han rechazado sus demandas de una visita del médico. El servicio penitenciario de Rusia dice que él ha estado recibiendo toda la ayuda médica que necesita. En respuesta, Navalny se declaró en huelga de hambre.
El dirigente opositor dijo el viernes que las autoridades del penal se negaban a que lo visitara su médico porque «ellos temen que la pérdida de sensación en mis piernas esté vinculada con mi envenenamiento» y reiteró que él tenía «el derecho absolutamente garantizado a ser examinado por un médico civil independiente».