Sergio Penagos
En el antiguo Perú, los visitadores enviados por el Inca, eran quienes velaban por el adecuado funcionamiento del aparato burocrático del Tahuantinsuyo o Imperio Inca. En la América Colonial, el visitador de tierras era un individuo investido de autoridad, cuya labor era la de inspeccionar y revisar la conducta de las autoridades. El objetivo declarado de las visitas consistía, ante todo, en el restablecimiento de la buena administración, por lo que las sanciones para los culpables, complementos indispensables de las medidas de saneamiento, pasaban a un segundo plano en la actuación de los visitadores. En sus informes, los visitadores insistían de manera unánime mucho más en los proyectos que les inspiraban sus descubrimientos, que en las medidas represivas.
En el Virreinato de la Nueva España, la orden de comisión servía al visitador de verdadero ¡Ábrete, sésamo! Debía presentarla ante todas las instancias de poder —el virrey, la Audiencia y el Tribunal de Cuentas— y, después, ante todas las instituciones en las que iba a llevar a cabo la supervisión. La presentación, de dicha orden, marcaba siempre el comienzo de la instrucción y significaba que los interrogados, debían responder sin dilación a todos los requerimientos que les fuesen impuestos.
En el siglo XXI, la orden de comisión es una llamada telefónica al presidente de turno, que realizan las autoridades imperiales. La Embajada de USA informó que el 4 de marzo de 2021, el presidente Joseph R. Biden, Jr. habló por teléfono con el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei Falla; además, el 30 de marzo de 2021, la vicepresidente Kamala Harris también hizo una llamada telefónica al Presidente, reafirmando el compromiso de su administración, para trabajar juntos y beneficiar a la población de la región.
Por su parte, la Dirección de Comunicación Social del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minex) confirmó la llegada de una delegación del Departamento de Estado de Estados Unidos a Guatemala, la cual es dirigida por el consejero de Asuntos Hemisféricos en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Juan González, con el fin de abordar temas de seguridad, económico y migratorio. En opinión de la exvicecanciller guatemalteca Anamaría Diéguez, la visita de la delegación estadounidense «se enmarca dentro de la preocupación que existe en la administración de Biden por la existencia de una corrupción rampante (en Guatemala) que no garantiza una gestión estatal que responda a las necesidades de la población».
El día lunes 5 de abril, el Enviado Especial del Gobierno de Biden, Ricardo Zúñiga y su comitiva arribaron a Guatemala en el inicio de una gira de cuatro días, posteriormente irá a El Salvador, para abordar las causas de la migración irregular a Estados Unidos, que se ha recrudecido en los últimos meses según cifras oficiales de la nación norteamericana. El señor Zúñiga, entre otras cosas dijo: “Este es un esfuerzo por parte de la sociedad, de la sociedad civil, del sector privado, del Gobierno de los Estados Unidos de tener, y crear y fortalecer los vínculos con contrapartes en Guatemala y en Centroamérica para llegar a ese fin que todos queremos, que podamos vivir en paz y en seguridad y en prosperidad todos nuestros pueblos, y buscar esas oportunidades que vienen por delante”.
El Minex con relación a la agenda por desarrollarse publicó: “Estas reuniones son parte de una agenda de trabajo conjunta que ya se viene trabajando (sic) en la Cancillería con la embajada de USA y la embajada en Washington con el Departamento de Estado, informando que las instituciones gubernamentales que participarán en los temas económicos y migratorios son Cancillería, Ministerio de Economía, Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, Ministerio de Finanzas y Migración”.
Los visitadores de mayor rango son Juan Gonzáles, Consejero de Asuntos Hemisféricos y Ricardo Zúñiga, enviado especial de EE. UU. No es coincidencia que ambos tengan como lengua materna el idioma español y nombres latinoamericanos. De esta forma, quienes los escuchen no pueden escudarse en una mala traducción de las órdenes recibidas. Asimismo, pueden preguntar sin traductor y escuchar las respuestas en su propio idioma. Al buen entendedor, pocas palabras.