David Martinez Amador

Politólogo. Becario Fulbright-Laspau del Departamento de Estado Norteamericano. Profesor Universitario,, Analista Político y Consultor en materia de seguridad democrática. Especialista en temas de gobernabilidad, particularmente el efecto del crimen organizado sobre las instituciones políticas. Liberal en lo ideológico, Institucionalista y Demócrata en lo político.

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David C. Martínez Amador

Celebrar un proceso de independencia es un proceso en realidad bastante fácil. Requiere simplemente asegurarse que las narrativas históricas oficiales tengan aceptación popular.

¿Qué quiere decir esto? Pues que pesan más las narrativas sin base histórica que la evidencia, pero por razones políticas es conveniente construir identidades artificiales. En México (país que ya celebró su bicentenario) la narrativa oficial nacional lamenta la destrucción de la gran Tenochtitlán: Pero la caída de Tenochtitlán significó la libertad para una enorme cantidad de otros pueblos. Demás está decir, que cuando esto sucedió, todas las atrocidades sucedidas toman lugar cuando México aún no existía. Los pueblos denominados mayas en la actualidad, son en realidad, ´proto-mayas´, sujetos también a un proceso de mestizaje que los aleja del gran pasado maya´. Mesoamérica pone énfasis en el pasado precolombino cómo grandioso y maravilloso, sin tomar en cuenta que las sociedades precolombinas eran sociedades estamentales, piramidales, y esclavistas. La gesta de independencia mexicana, que se asume toma lugar en 1810 fue en realidad un movimiento para intentar restaurar en el trono español a Felipe VII. Cuando México logra separarse de España, opta por un modelo imperial, y solicita a la corona española un representante de la Casa de Borbón, cuya negación obliga a buscar entre las familias notables locales. Demás está decir que, cuando México opta por modelo Imperial, España habrá optado por un modelo de Cortes Generales y Monarquía Constitucional. En lo que será Argentina, Manuel Belgrano toma los colores de la Casa de Borbón (celeste blanco, divisa de divisa de los partidarios del rey Carlos IV de Borbón) para el escudo nacional, habiendo llegado incluso a considerar coronar Reina del Río de la Plata a la princesa Carlota Joaquina de Borbón.

Con los procesos de independencia pasan dos cosas. Los procesos de independencia no son cómo se cuentan y tampoco se preguntan la viabilidad de la independencia, es decir, ¿Podemos ser exitosos sin tutela alguna?

México superó con dificultad la ocupación francesa y estadounidense (la francesa justificada por un impago de deuda). La modernización en Mesoamérica (concretamente la introducción del ferrocarril, la urbanización y un modelo político estable) es un proceso que toma lugar bien entrado el siglo XX. Contemporáneamente cuando hay naciones que requieren de la ayuda internacional para construir puentes, carreteras, pagar salarios de burócratas más que preguntarse independencia, la pregunta es si somos modelos políticos viables. ¿Qué independencia celebran cuando su capacidad fiscal, de gasto y para construir infraestructura básica es tan limitada?

La crisis del covid-19 ha puesto mucho de esto en la discusión. Si bien hay mecanismos de cooperación para acceder a las vacunas, estos no pueden cubrir la totalidad de la necesidad. Cada nación con sus recursos, con sus instrumentos de política púbica hará lo que puede, desde registrar, organizar, adquirir, diseñar sistemas de registro, de almacenamiento, movilizar, desplegar etc.

La pregunta de verdad madura, es si a 200 años, el proyecto nacional es viable a cómo va.

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