POr ALAN FRAM
WASHINGTON
Agencia AP
El Congreso de Estados Unidos se apresta a aprobar hoy un paquete de rescate para el COVID-19 de 1.9 billones de dólares, dándole al presidente Joe Biden un triunfo en el inicio de su mandato que refleja las prioridades demócratas y pone de relieve la unidad que necesitará su partido para futuras victorias.
Previsiblemente la Cámara de Representantes dará sanción definitiva al paquete en las próximas horas con el objetivo de cumplir las promesas demócratas de campaña de derrotar la pandemia de coronavirus y reactivar una economía golpeada. Los republicanos de ambas cámaras han votado en bloque contra el paquete, que consideran hinchado, lleno de medidas izquierdistas y ciego a las señales de que las dos crisis empiezan a ceder.
«Es una pieza legislativa notable, histórica, transformadora, un gran avance para aplastar el virus y resolver nuestra crisis económica», dijo el martes la presidenta de la cámara baja, la demócrata Nancy Pelosi.
Para Biden y los demócratas, la ley es un telón en el que han pintado sus convicciones principales: que los programas de gobierno pueden ser beneficiosos —no perjudiciales— para millones de personas y que gastar sumas enormes en semejantes iniciativas puede ser un remedio, no una maldición. La medida se ajusta tanto a las prioridades demócratas que muchos la consideran a la altura de lo mejor de sus carreras y a pesar de la estrechez de la mayoría su resultado nunca estuvo verdaderamente en suspenso.
Se sienten envalentonados por tres dinámicas: el control de la Casa Blanca y el Congreso, las encuestas reveladoras de un fuerte apoyo al plan de Biden y un momento en que a la mayoría de los votantes les resulta casi indiferente que la deuda nacional se alce a la suma estratosférica de 22 billones de dólares. A ninguno de los partidos parece importarle demasiado el déficit, salvo cuando el otro lo usa para financiar sus prioridades, sean el gasto demócrata o los recortes tributarios republicanos.
Un aspecto dominante del proyecto es que busca, por primera vez en años, beneficiar a familias de ingresos bajos y medianos. Incluye créditos fiscales ampliados para niños, guarderías y licencias familiares, así como subsidios para arrendadores, programas de alimentación y gastos en servicios públicos.
La medida da 1,400 dólares en pagos directos a la mayoría de la gente, prestaciones de emergencia para el desempleo y cientos de miles de millones para vacunas contra el COVID-19, tratamientos, escuelas, gobiernos estatales y locales y sectores debilitados, desde aerolíneas hasta salas de conciertos.
Hay ayuda para agricultores de tez no blanca y sistemas de pensión, subsidios para la compra de seguro de salud y para los estados que amplían el seguro estatal para los de ingresos bajos.
Su amplitud misma es una de las críticas principales de los republicanos.
«No está enfocado en el COVID. Está enfocado en impulsar un plan de extrema izquierda», dijo el número dos del bloque republicano en la cámara, Steve Scalise.
Una encuesta de The Associated Press-NORC halló la semana pasada que el 70% de la población respalda la respuesta de Biden al virus, incluido el 44% de los republicanos.