Por PAUL J. WEBER
AUSTIN, Texas, EE.UU.
Agencia AP
Todos los comestibles se echaron a perder y no hubo agua durante varios días. Luego Melissa Rogers —una firme creyente de que el gobierno debe ocupar su lugar en Texas— se despertó y encontró que tenía que pagar 6.000 dólares de electricidad incluso antes de que la nieve y el hielo se derritieran.
«Los caminos estaban horribles, y recorríamos toda la ciudad intentando sacar dinero de cuanto banco se nos ocurriera», dijo Rogers, de 36 años, cuya familia de cuatro personas en Fort Worth se quedó al final con un resto de 80 dólares después de que los cobros le comieran a ella sus cuentas y la paga de su esposo.
Ahora, la reacción frente a una catástrofe invernal que causó una de las peores interrupciones del suministro eléctrico en la historia de Estados Unidos no es la habitual en Texas: la gente reclama una mayor regulación.
Se prevé que el jueves los administradores de la red eléctrica de Texas sean blanco de críticas en las primeras audiencias públicas sobre la crisis en el Capitolio estatal, donde la creencia de que menos intervención del gobierno es mejor está reflejada en una legislatura de tiempo parcial que sólo se reúne una vez cada dos años y sólo durante 140 días. La sesión actual concluye en mayo.
Debido a esto, Texas tiene poco tiempo para crear disposiciones más estrictas a las que la mayoría republicana del estado se ha resistido durante décadas, después de la frígida oscuridad que afectó de una manera u otra a casi todos los 30 millones de habitantes del estado. Los anaqueles de comestibles se vaciaron y miles de tuberías de agua se reventaron. Igualmente, las advertencias ignoradas tras la profunda helada de 2011 en Texas se habían difuminado en el escepticismo.
El gobernador republicano Greg Abbott quiere obligar a las plantas de electricidad a que se adapten al clima helado después de que casi la mitad de la capacidad de generación del estado quedara fuera de servicio debido a las temperaturas bajo cero. También hay nuevo apoyo a que se impongan salvaguardas al desregulado mercado eléctrico de Texas para impedir que se eleven astronómicamente los cobros de luz que aniquilan financieramente a propietarios de casas como Rogers, que vació en forma frenética sus ahorros después de que los precios de la luz al mayoreo, que típicamente son de un par de centavos por kilovatio-hora se dispararan a 9 dólares por kilovatio-hora.
A 9 dólares el kilovatio-hora, el hogar promedio estadounidense recibiría un recibo mensual de luz de unos 8.000 dólares.
«En muchos aspectos, somos víctimas de nuestro propio intento de dejar todo librado las fuerzas del mercado», dijo el representante estatal republicano Drew Darby, que forma parte de la Comisión de Recursos Energéticos de la Cámara de Representantes que investiga los apagones.
Su distrito rural incluye dos o tres casas en la zona petrolera de Texas que se quedó sin luz cuando el suministro se hizo intermitente, y supo de plantas que no podían quemar pilas de carbón congelado a la intemperie. Incluso antes de que la tormenta dejara 15,24 centímetros (seis pulgadas) de nieve hasta lugares distantes hacia el sur como San Antonio, las empresas generadoras en Texas estaban obligadas a entregar planes de salvaguardia para enfrentar un clima helado. Darby sospecha que hubo laxitud en el cumplimiento de la ley.
«La legislatura de Texas se opone ordinariamente al exceso de regulación», dijo Darby. «Sin embargo, mi punto de vista sobre algo tan elemental como la supervivencia y las necesidades de las personas es que debemos tener un suministro de luz y agua confiables».
Al menos seis miembros de la junta del Consejo de Confiabilidad Eléctrica de Texas (ERCOT por sus siglas en inglés), que administra la red de energía estatal, renunciaron esta semana antes de los posibles reclamos en ese sentido durante las audiencias. Las autoridades en Houston comenzaron sus propias pesquisas sobre las interrupciones del servicio eléctrico y fiscales en Austin afirman que investigarán posibles irregularidades criminales.
El presidente Joe Biden tiene previsto viajar el viernes a Texas, en su primera visita a un lugar de desastre desde que asumió el cargo. Semanas antes de los apagones, Abbott había ordenado a las agencias estatales que busquen maneras de demandar al nuevo gobierno en torno a las disposiciones sobre energía que, dijo, obstruirán a la industria más grande del estado.
Abbot ha echado gran parte de la culpa a ERCOT, al que acusa de engañar a Texas sobre la capacidad de presteza de la red. En un raro discurso televisado el miércoles en la noche en Texas, Abbott dijo que la legislatura no entrará en receso hasta que estén arreglados los problemas. «Ustedes merecen respuestas. Ustedes tendrán esas respuestas», apuntó.
Abbott no mencionó a la Comisión de Empresas de Servicios Públicos del estado, que supervisa al ERCOT y cuyos comisionados fueron nombrados por él.
En un informe federal posterior a los apagones de 2011 se exhortó a que se reforzaran los generadores eléctricos frente al frío extremo, pero ni la comisión ni el ERCOT solicitaron a los propietarios de las plantas que hicieran más que solo presentar planes de preparación para casos de frío. No hay normas sobre lo que deben contener esos planes.
Personal de ERCOT efectúa inspecciones en los lugares en pequeñas porciones de las plantas eléctricas cada año entre otras cosas para verificar su avance en la protección del equipo. Sin embargo, el presidente de ERCOT, Bill Magness, dijo que «estas no son inspecciones». No existe autoridad regulatoria que imponga multas o sanciones.
El representante demócrata estatal Rafael Anchia dijo que a menudo se necesita una crisis para impulsar normativas transformadoras.
«A veces las normas son una palabra maldita en este edificio», dijo Anchia, quien forma parte de la comisión de energía de la Cámara de Representantes. «Pero cuatro millones de personas sin luz y 12 millones sin agua potable, eso llama la atención de todos».
En Houston, la abuela diabética de Mya James fue trasladada a una sala de emergencias porque tenía dificultades para respirar. No había luz desde hacía dos días. El personal de enfermería en otro hospital recolectaba el agua de lluvia en cubas para utilizarla en los baños.
James, de 38 años, es una empresaria de productos de belleza con clientes en el extranjero. Cuando comenzaron los apagones, los clientes en otros países estaban desconcertados: ¿Cómo es posible que Texas, un estado construido sobre la energía, no tenga energía?
«Era muy difícil para la gente entenderlo», dijo James. «Si nos conocen por un aspecto, seamos buenos en ese aspecto».