Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Pocas veces en la historia del país ha existido tanta falta de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace como la que estamos atravesando en este momento.

Siempre se ha hablado de la necesidad de atraer inversión extrajera e incentivar la inversión local en medio de un sistema que ha venido funcionando de manera tan perversa para quien desea hacer las cosas al tenor de la norma.

Pero lo que nunca había pasado, es que quienes hablan de atraer inversión hayan salido por debajo de las piedras a operar con todo descaro como si fueran seres invisibles e imperceptibles para el resto de la población y el mundo que nos mira.

Alejandro Giammattei tiene razón cuando habla de la necesidad de atraer inversión, de que Guatemala “no se detenga” y de generar certeza, pero lo que construye con una mano lo deshace con la otra que no se esmera ni siquiera en querer ocultar.

Siempre he dicho que el cambio es un tema económico y nunca, nunca vamos a poder transformar nuestra economía si no tenemos la posibilidad de ofrecerle la certeza a nadie de que todos actuaremos al tenor de la ley y que los atajos que se han acostumbrado en el sistema son cosa del pasado.

Nunca podremos explotar nuestros recursos naturales de forma integral para el Estado, el inversionista y las comunidades, si para acceder a esos recursos se deben usar atajos (mordidas, financiamiento mal hecho o tráfico de influencias en el mejor de los casos).

Nunca seremos atractivos para los mejores capitales si para resolver un “clavito” se debe llamar a Gustavito o recurrir a la gente que se encuentra resguardada por Daniel Ortega en Nicaragua.

Jamás podremos darle cuerpo a los grandes sueños si los que saben que la certeza es básica celebran reuniones con magistrados para pedir el voto por el que se ha especializado en empeñar su alma a quien le satisfaga sus condiciones para hacerlo.

Nunca, nunca podremos aspirar a mejor si algunos, en lugar de apoyar a aquel amigo con el que jugaban golf, se decantan por el juez mañosísimo que dijo que les iba a resolver lo que necesitaban, solo porque a quien llamaban amigo ahora expresa posturas en favor del Estado de Derecho que no les gustan.

Escribiendo esta columna estaba cuando entró el tuit del Secretario de Estado de los Estados Unidos donde recuerda que para construir oportunidades económicas y desincentivar la migración irregular, LA ELECCIÓN DE UNA CORTE DE CONSTITUCIONALIDAD (CC) IMPARCIAL, QUE DEFIENDA EL ESTADO DE DERECHO ES NECESARIA.

A todos aquellos que solo le temen a lo que diga o haga Estados Unidos, les recuerdo que bajo esta administración una mala conformación de la CC no va a pasar inadvertida. Una mala elección para la CC aumentará la migración y eso complica al país del norte que sin duda, aunque tarden un poco, vendrá a jalarle los pies y complicar las inversiones y bienes en suelo americano a quienes sigan en este barco de la incoherencia de decir una cosa y hacer lo contrario.

Giammattei, los diputados y los magistrados, son ave de paso y sacrificables al final, pero los que navegan con ellos mejor bájense de ese barco porque las consecuencias se sentirán por generaciones.

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