Danilo Santos
Para taparle la boca al silencio hace falta un grito de liberación tan fuerte que rompa las ventanas de hemiciclos, casas de gobierno, palacios, iglesias y escuelas. Cuando una diputada divaga en el razonamiento de su voto para el financiamiento de la vacuna Covid-19 en el Congreso de la República; sin saber leer de manera correcta el guion que le escribieron, mintiendo, confundiendo, “pecando” de ignorante y sobre todo saliéndose del guacal de una manera atroz; nos damos cuenta de lo profunda que es la podredumbre intelectual y cultural en la clase política más conservadora. También podemos ligar dicha intervención con los discursos del primer año de gobierno, tanto del Presidente del Congreso como del Presidente de la República. Se pierden en una verborrea fundamentalista y patriotera, con un exceso de positivismo y el gastadísimo gag de acudir a Dios para poner punto final a lo que parlotean. La “ideología de género” como usted le llama diputada, nada tiene que ver con la incapacidad de su clase para construir un país donde quepamos sin exclusiones, con el miedo a lo que no entienden, con la manera salvaje, paternalista (machista) conque entienden la vida y el mundo. Nada tiene que ver con su borreguismo. Lo de la vacuna Covid19 es sencillo, universal y gratuita. Lo demás es demagogia pura y dura.
Quizá a 15 días del “nuevo año” ya podemos decir que nada ha cambiado, la crisis política continua, tenemos una Junta Directiva en el Congreso que dará continuidad a los desmanes del año anterior, un Ejecutivo con muchos gritos, pero poco norte, y lo que es peor, con una crisis en las altas cortes que está lejos de solucionarse. A la calle y las plazas las congeló el frío de la época y es cuestión de que vayan pasando los días para que nos acostumbremos a la “nueva” situación en todos los organismos del Estado. Estos merolicos políticos están acostumbrados a nuestro desapego e ignorancia, mismos que ellos han esculpido en nuestras plantillas mentales, en nuestra cultura. Pero exactamente el poema que ensucia la diputada es el que nos tiene acá, y bueno, la boca que hay que callar es la que habla de lo que no entiende, pero tiene “autoridad moral”, política, legislativa. Esa es la que ha tapiado durante siglos la palabra de la gente, esa es la boca que no deja hablar y produce silencio de los más.
La eutanasia o el aborto son decisiones personales, nada tiene que ver su boca en esto diputada. Nos falta, pero llegaremos, ya estamos hablando de ello, y llegaremos, cuando efectivamente no sea silencio lo que se escuche sino la voz de quienes defienden sus derechos, cuando la boca de quienes ya han dicho mucho se calle. Lo que tanto les molesta ahora es el aire de otros tiempos que vendrán…
“El aire baila / extiende sus alas y da vueltas. / El aire es un pájaro grande, / vuela alto / arriba del cielo; / por eso / sólo sentimos el soplido de sus alas.” Humberto Ak’abal.