Cada ciudadano decente de Guatemala tendría que andar ahora como Diógenes, con una lámpara que ilumine para encontrar al ser honesto y de esa manera propiciar una verdadera limpia de nuestro sistema que ha colapsado porque al mismo únicamente llega la peor escoria de la sociedad. La elección de magistrados, detenida afortunadamente por un amparo luego de que los amparistas señalaron que no se cumplió con el requisito constitucional de evaluar la capacidad, idoneidad y honestidad de los candidatos a integrar la Corte de Constitucionalidad, da la oportunidad de que en un nuevo proceso, tras la debida convocatoria para que los candidatos se postulen, se presente gente con tales cualidades y calidades para empezar ese largo y duro proceso de depurar nuestras instituciones.
Ayer, por ejemplo, se supo que el abogado Eduardo Mayora anunció que él está presto para servir al país y es un profesional que ha venido demostrando en sus escritos no sólo su conocimiento del Derecho en general y del Derecho Constitucional en particular, sino su compromiso con el imperio de la ley, criticando los movimientos que hay para facilitar la impunidad. Y, contra lo que la opinión pública pueda creer, en el Colegio de Abogados hay muchos profesionales decentes y rectos, idóneos y capaces para postularse de manera que los electores tengan realmente dónde escoger a lo mejor de lo mejor y no, como ahora, cuando el puñado que vota anda escogiendo al peor de lo peor.
Creemos que es tiempo de que la gente honesta dé un paso al frente para no dejar el camino libre a los pícaros que se mueven de manera tenebrosa. No podemos creer que entre los miles de abogados que hay en el país no se encuentren varios de esos seres honestos que Diógenes buscaba con su lámpara ni podemos creer que entre los electores la mayoría venda su voto o que sean parte de los pactos a favor de la corrupción. La raquítica minoría que asistió a la votación y eligió entre Moto y Gálvez puede ser el techo de esas expresiones viciadas que se mueven al ritmo de las inversiones en campañas.
El resto, los abogados, los que quieren promover Estado de Derecho y que están hartos de que en los Tribunales no se tome en cuenta siquiera el tenor de la ley porque es otra cosa lo que pesa a la hora de los fallos, tiene que acudir masivamente a votar por gente honesta, capaz e idónea que tiene el deber moral de postularse.