MADRID/Europa Press
El asalto al Capitolio por parte de partidarios del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en un intento por impedir que el Congreso ratificara la victoria de Joe Biden en las elecciones de noviembre ha dividido a la Administración y ha desencadenado la dimisión de varios altos cargos, sin que el mandatario haya condenado por ahora los incidentes.
Seguidores del mandatario, que ha azuzado desde los comicios la teoría de un fraude electoral sin presentar pruebas, irrumpieron en la tarde del miércoles en la sede del órgano legislativo, unos incidentes que se han saldado con al menos cuatro muertos y que retrasaron la votación para confirmar la victoria de Biden en las urnas.
Horas antes del asalto, Trump volvió a denunciar un presunto fraude y recalcó que «nunca se recuperará el país con debilidad». «Hay que mostrar fuerza y hay que ser fuerte. Tenemos que ir a pedir que el Congreso haga lo correcto y sólo cuente a los electores registrados legalmente», dijo, sin presentar pruebas que respaldaran sus acusaciones.
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«Sé que todo el mundo estará pronto marchando hacia el edificio del Capitolio para que, de forma pacífica y patriótica, hagan que sus voces se escuchen», manifestó. Trump, que no ha condenado lo sucedido, publicó posteriormente un vídeo en el que pidió a los asaltantes, a los que describió como «gente muy especial», que no usaran la violencia.
Finalmente, los procedimientos pudieron retomarse horas después y, tras rechazar las objeciones presentadas por un pequeño grupo de republicanos encabezados por Ted Cruz a los votos electorales en varios estados, el vicepresidente, Mike Pence, ha proclamado la victoria de Biden.
El propio Pence fue protagonista el miércoles, ya antes de la votación, de un distanciamiento con Trump, tras rechazar las afirmaciones del presidente sobre su supuesto poder para revocar el resultado de las elecciones en el Congreso, al tiempo que tildó de «antiético» que el vicepresidente tenga autoridad para poder llevar a cabo ese movimiento.
Las declaraciones del vicepresidente provocaron las críticas de Trump, quien había argüido que Pence podía anular los resultados como maestro de ceremonias de la sesión conjunta, algo no contemplado por la legislación. Así, cargó contra su ‘número dos’ por no ser «valiente». «Nunca concederemos la victoria (a Biden)», apuntó.
La materialización de estas semanas de retórica conspirativa por parte de Trump en el asalto contra el Capitolio ha llevado a revelar las grietas en el seno de su Gobierno y se ha visto traducida en una serie de dimisiones de altos cargos de la Administración, entre ellos el consejero adjunto de Seguridad Nacional, Matt Pottinger.
Pottinger, que tenía intención de renunciar el día de las elecciones, permaneció en el cargo a petición del consejero de Seguridad Nacional, Robert O’Brien, quien estaría ahora sopesando presentar igualmente su dimisión, tras posicionarse del lado de Pence en su disputa del miércoles con Trump.
Asimismo, en las últimas horas han dimitido la secretaria social de la Casa Blanca, Anna Cristina Niceta, y Stephanie Grisham, jefa de gabinete de la primera dama de Estados Unidos, Melania Trump. La decisión de Grisham, quien fue también secretaria de prensa de la Casa Blanca, tiene efecto inmediato.
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Por su parte, la secretaria adjunta de prensa de la Casa Blanca, Sarah Matthews, se ha sumado a la lista de personas que se despiden de la Casa Blanca, algo que también ha hecho Mick Mulvaney, antiguo jefe de gabinete de Trump y actual enviado a Irlanda del Norte.
«Llamé anoche a (el secretario de Estado) Mike Pompeo para hacerle saber que dimito. No puedo hacerlo. No puedo quedarme», ha dicho Mulvaney en una entrevista a la cadena de televisión CNBC. «Los que han elegido quedarse, y he hablado con varios, lo hacen porque les preocupa que el presidente elija a alguien peor», ha añadido.
En este contexto, la secretaria de Transportes, Elaine Chao, está sopesando igualmente presentar su dimisión, según la cadena de televisión NBC. Chao está casada con el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell.
Estas dimisiones, junto con las condenas por parte de personas cercanas a Trump, incluido el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, reflejan el creciente malestar en el Gobierno estadounidense por el comportamiento del presidente, quien ha reiterado su teoría del fraude tras la decisión del Congreso de certificar la victoria de Biden.