Alfonso Mata
HS: La gran ofensiva contra SARS-CoV-2 ha empezado ¿Cómo está eso?
AM: Todo ser vivo tiene su parte débil, su talón de Aquiles. Durante los últimos meses del año 2020, fuimos informados por los medios de comunicación, de que empresas farmacéuticas -“Moderna, Pfizer”, los rusos, los chinos y otros más”- ya tenían lista y con las de ley, la vacuna contra SARS-CoV-2 con efectividad por encima o cerca del 90%. Esto significa que a partir de diciembre, tenemos ya varias opciones bajo autorizaciones de emergencia, del arma más poderosa contra este virus: la vacuna. Esas son buenas noticias. Pero eso no excluye al gobierno, al mundo científico y a la población, de formularse una gran cantidad de preguntas.
¿Es segura la vacuna? La gente ¿se pondrá las vacunas? ¿Se tiene dosis limitadas? ¿cómo se asignará su puesta y distribución?, ¿cómo es la cuestión de equidad y acceso global? Creo que es realmente importante establecer confianza en el proceso de desarrollo y distribución de vacunas.
Primero que nada y para tranquilizar a los ansiosos y temerosos: el desarrollo de esta vacuna no es cuestión de que empezó en Diciembre del 2020, no; El desarrollo de vacunas, sus fundamentos teóricos y prácticos de cómo funcionan, tiene una historia de siglos y las nuevas, desde los setenta; a ello han contribuido cientos de científicos e instituciones.
Dos formas de vacunas son novedosas por la forma en que se preparan y actúan. Esas vacunas se basan en el uso de la molécula del ARNm. El trabajo del ARNm es transmitir el mensaje de la vida contenido en el ADN del núcleo de una célula y convertirlo en todas las proteínas que nos permiten respirar, pensar, movernos, vivir.
HS: ¿Qué contiene la vacuna de ARN?
AM: Cada inyección: contiene millones de nanopartículas (pequeñas esferas de grasa) y dentro de cada una de esas nanopartículas se transporta 10 cadenas simples de ARNm que contiene información de cómo él virus entra en nuestras célula (una llave para romper cerraduras) para reproducirse y ya dentro de la célula esa proteína puede ser ensamblada por los ribosomas, las fábricas donde se construyen las proteínas.
El ARN, a cambio de su versatilidad, es una molécula efímera, que solo está presente durante unas pocas horas en la célula mientras realiza su función concreta. Se desintegra con mucha facilidad, sobre todo por la acción de unas proteínas inmunes ubicuas (están tanto dentro de la célula como en nuestras manos, piel…) cuya única función es destruir cualquier ARN extraño. Por eso las vacunas de ARN necesitan temperaturas de hasta 80 bajo cero: no es fácil mantener estable las moléculas de la vacuna a temperatura ambiente durante mucho tiempo.
HS: ¿Qué hace la vacuna?
AM: La vacuna tiene partículas de ARN que introduce adentro de la célula de nuestro cuerpo. Esas partículas llevan instrucciones para que las células produzcan la proteína de la espícula del virus, que por sí sola es inofensiva pero que dentro del virus esa proteína de la espícula es esencial para que el coronavirus pueda infectar.
Entonces, esas nanopartículas inyectadas en la vacuna, penetran al músculo y de ahí viajan a diferentes células del cuerpo y penetran en ellas y sueltan las cadenas de ARN. El ARN es localizado por los ribosomas de las células, sin pasar por el núcleo de la célula, no entra en contacto con nuestro ADN que está en el núcleo. Los ribosomas son los encargados de traducir ese ARN para crear las proteínas de la espícula del virus (la persona que se ha vacunado no tiene virus, tampoco se le inyecta en la vacuna virus, sino solo la proteína que hace la espícula) Dentro del ribosoma de la célula, las partículas de ARN que iban en la nanopartícula se unen a un ARN de transferencia (ARNt), una molécula que lleva tres letras complementarias y un aminoácido específico. Estos aminoácidos se van uniendo como perlas en un collar para dar lugar a las proteínas que forman la espícula del virus.
Entonces, con la vacuna lo que estamos haciendo no es una simulación de una infección. Su objetivo es provocar una respuesta del sistema inmune ante la espícula que se está formando en el ribosoma y eso por ser algo extraño a nuestro cuerpo, provoca una reacción inmune, sin dejar que esto cause enfermedad.
HS: Pero la técnica entonces de esta vacuna
AM: Es diferente a la de las vacunas antiguas que eran una simulación de una infección basadas en partículas de virus o virus completos atenuados (menos letales, o causantes de muerte, menos patógenos o causantes de alteraciones en las células que atacan). En cambio las vacunas de ARN mensajero, como las que se están usando contra el coronavirus, usan las células del cuerpo podríamos decir, como bioreactores, para que produzcan copias de la proteína S del coronavirus de la espícula y que este usa para penetrar a las células del cuerpo y estas sean localizadas por el sistema inmune y atacadas. De esta manera, cuando llegue a atacar el verdadero virus, no podrá penetrar a las células humanas y no se podrá multiplicar y por consiguiente producir enfermedad.
HS: ¿Pero si la vacuna se puso en el brazo?
AM: ¡Si! el contenido de la vacuna entra en el músculo del brazo, pero las nanopartículas tienen la misión de migrar del músculo al sistema linfático hasta llegar a los ganglios y el bazo, las verdaderas fábricas de nuestras defensas, de nuestro sistema inmune. Una vez las nanopartículas entran en las células de defensa del cuerpo llamados fagocitos, los ribosomas de ahí van a producir esas espículas que sirven a los verdaderos virus SARS-CoV-2 y se encargan de mostrarlos a otros células de defensa del cuerpo que son los linfocitos que fabricaran anticuerpos contra estas espículas y cuando venga la verdadera infección del virus lo atacaran no dejándolo penetrar a las células del cuerpo y si alguno penetrara a una célula, son capaces también de identificar y aniquilar a una célula infectada de coronavirus. Esta es el arma más eficiente y sofisticada contra el virus. Este mecanismo de la vacuna, permite también formar células de memoria, capaces de recordar a los virus y reactivar la alerta inmunitaria meses, incluso años después.
HS: ¿Y entonces por qué dudas?
AM: Hay algo que tenemos que tener claro: la vacuna de este tipo se dirige específicamente a células del sistema inmune, pero las casas productoras de vacuna luchan por dar dosis de vacuna menor para obtener los mismos resultados. “Una dosis más baja supone que la vacuna es más segura y permite fabricar más dosis para cubrir la demanda mundial” explican los que entienden de este negocio.
Para ganarnos la confianza del público, debemos hacer que el desarrollo y la regulación de vacunas sea rigurosa y transparente; que la asignación de vacunas sea equitativo y priorizado, y la distribución eficaz, pues el tema de la confianza, no puede subestimarse ya que no importa qué tan buena sea la vacuna si la gente no cree en ella.
Primero que nada, la vacuna no fue pensada, desarrollada e implementada en 8 meses. Claro que cuando comenzó 2020, realmente ni siquiera sabíamos que existía el SARS-COV-2, pero si teníamos idea de cómo funcionaban sus primos y hermanos y se ensayaban vacunas contra ellos y la mejor forma de atacarlos. Fue por ello, que en menos de un año, tuvimos vacunas que han demostrado un nivel de eficacia y seguridad para ser autorizado para un uso más amplio.