JOSÉ ROBERTO ALEJOS CÁMBARA
Navidad sin ti
La Navidad nace de la tradición cristiana de conmemorar la venida de Jesús al mundo. Antes de que la sociedad de consumo convirtiera esta celebración en un mercado, el objetivo primordial era ver a la Sagrada Familia como un ejemplo del amor y unidad; era ver en cada hogar, un ejemplo de cómo, a pesar de la adversidad, se luchaba por lo correcto.
Crea usted o no que Jesús de Nazaret sea Dios convertido en hombre, sea o no el Mesías esperado, lo realmente cierto es que hay un antes y un después de su nacimiento en Bet-Lehem (Belén).
Hoy, 2020 años después de Cristo, pareciera que no mucho ha cambiado, por lo menos en Guatemala. La mujer sigue siendo discriminada, sufriendo de violencia intrafamiliar, con un papel relegado al plano del hogar, al mero cuidado de los niños y atención a la pareja, y como en aquellos tiempos, los servicios básicos de agua, luz, salud y educación, no llegan a una gran mayoría.
Siguen existiendo desigualdades políticas, económicas y sociales. El país está, como en aquella época, en manos de unos pocos que ostentan el poder, y quienes, aunque sean competencia o supuestamente enemigos, como lo eran el emperador romano, Octavio Augusto y el rey de los judíos Herodes Antipas, se unen, encontrando los puntos en común con el objetivo específico de mantener el poder y sus privilegios.
En pandemia, como en la antigüedad, sin ti, porque son muchos los seres queridos que perdieron la vida por la enfermedad o por tantas razones que aún se mantienen vigentes como la violencia, la mortalidad infantil, la desnutrición y otros tantos flagelos que no se logran -o quieren- controlar.
Sin un proyecto claro de reactivación económica ante la crisis mundial, sin un plan de gobierno nacional, sin que llegue la ayuda prometida, sin dirección en el poder, sin espacio para nuevos liderazgos y una verdadera oposición, sin Cortes, sin presupuesto…sin una luz al final del túnel. En cualesquiera de los temas, cabe decir que llegó la “Navidad sin ti”
Hoy más que nunca debemos aprovechar estos días, estas fechas, estos momentos para estar cerca de quienes más amamos y por quienes nos preocupamos, para reflexionar sobre nuestro futuro, buscar la unidad, el diálogo y mantener la costumbre de fijarnos propósitos de cambio. Recordemos que vivimos en un país maravilloso, lleno de gente maravillosa, con recursos naturales únicos, pluricultural, multilingüe, multiétnico.
Merece que demos gracias por la oportunidad de haber nacido en este lugar, ser parte de una ciudadanía que trabaja fuerte para llevar el sustento familiar afrontando a diario la falta de oportunidades, la existencia de un sistema cooptado y fallido; la confrontación ideológica e inventada; la urgencia de abrir espacios a sangre nueva, con ideas nuevas, pero con valores humanos claros que sabrán mantener la lucha contra la corrupción e imponer la trasparencia para alcanzar ese país que seguro incluiremos en nuestros sueños de Navidad y propósitos de fin de año.
Que el otro año, no se diga llegó la “Navidad sin ti”, y para ello es necesario estar presente y constante buscando cómo contribuir a que la Navidad sea ese momento digno que todo guatemalteco se merece. Caminemos, participemos o no avanzamos.