Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Llega la Noche Buena de un año atípico que nunca olvidaremos.
Muchas casas en el mundo tendrán un espacio vacío en la mesa y muchas personas sentirán un dolor en el corazón por la falta de un ser querido ya sea por el “maldito” virus o por alguna otra causa que no hace que la ausencia se sienta menos.
Algunos otros, pasarán las fiestas sin poder ver a los más cercanos porque el COVID los tiene en la banca.
Muchos otros vivirán la Navidad sin la fortaleza que da tener un trabajo y la ilusión que genera conquistar metas trazadas. Muchísimos más lo pasarán en un albergue porque sus casas están bajo agua por los efectos de Eta e Iota.
Millones más pasarán esta Navidad con el mismo sentimiento del año pasado, de los últimos cinco o diez años porque no encuentran la luz de la esperanza ni la salida al circulo generacional de la pobreza. Se entregan pero hace falta que sumemos más esfuerzos para poder ofrecer más y mejores oportunidades.
Por el otro lado, hoy a las 12 también habemos millones que tenemos tanto que agradecer en medio de mucho que preocupa. Por difícil que se ha puesto el camino, por complicada que a veces nos parece la vida, existe demasiado por qué dar las gracias. Luchar es un arte por el que también debemos agradecer.
Esta Navidad será diferente no solo porque habrá algunos que no se verán, porque debamos distanciarnos fisicamente y/o usar mascarilla con el afán de mantenernos sanos, si no porque nos debe reforzar el espíritu para agradecer, para valorar, para dimensionar y para comprometernos más.
Sin duda será un reto pero debemos hacer el mejor esfuerzo por cuidarnos la salud por nosotros, por nuestros hijos, papás, suegros, abuelos, hermanos, sobrinos y porque al hacerlo estamos también cuidando que el 2021 podamos arrancar con las fuerzas renovadas que nos da el nacimiento de Jesus.
El 2020 fue un año que nunca olvidaremos pero el 2021 debe ser un año que tampoco se nos borre nunca de la mente porque aprendimos a remar más fuerte ante la adversidad pero atinando a no solo sobrevivir si no a sentar las bases para que una pandemia no nos agarre tan mal parados, con tan mala cultura de cumplir con lo que debemos, con tanta gente dejada atrás.
Que en el 2021 podamos construir sobre nuestras fortalezas personales y colectivas, porque será la suma de todos los esfuerzos lo que nos permita cambiar el rumbo y encarar con ilusión el futuro. La empatía debe jugar un rol fundamental.
Los días más negros de la pandemia no son cosa del pasado y de nosotros dependerá que tan aciagos sean esos días. Si nos preocupa la economía, si no queremos más medidas a lo “Chonita”, “Manita de Gato” o “sálvese quien pueda”, todos debemos asumir nuestro rol.
La pandemia nos debió enseñar a ser más empáticos pero también a darnos cuenta que podemos tomar medidas para seguir con nuestras vidas cuidando de nuestra salud. Evitemos lo más más que se pueda enfermar y procuremos lo más posible hacer los ajustes que se necesitan para un país más justo, incluyente y honrado.
Feliz Navidad a todos y en especial a esa gente que ha estado en primera línea y que han sacado a tanta gente adelante, aunque sin duda hoy también pensarán en los miles que no han podido salvar. ETERNAS GRACIAS.







