Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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En su discurso de toma de posesión el 14 de enero de 2020, el presidente Giammattei hizo una serie de compromisos, comenzando con que sería el primer servidor de la nación, y que estaría al servicio de la Constitución y de las Leyes. Hizo los compromisos de Estado de combatir la desnutrición infantil y de combatir la corrupción para sanear las finanzas públicas.

Dentro de los temas abordados en el discurso de marras, habló de promover la inversión, combatir a las pandillas y las maras, realizar una reforma educativa “a partir de hoy (14 de enero de 2020)”, combatir la desnutrición infantil, luchar contra la corrupción (la cual iba a ser absoluta y esto lo mencionó varias veces durante el discurso, haciéndolo política de Estado), brindar protección a las mujeres, inclusión de los pueblos indígenas, garífunas y xincas y terminar con el racismo, trabajar por los migrantes, propuso la ley de servicio civil, reformas al organismo judicial e independencia judicial, insistió en tener una política económica prudente y también que desaparecería la SAAS que “perdió su razón de ser y se convirtió en un nido de corrupción y desperdicio de recursos”.

Viendo las cosas en retrospectiva, fueron muchos compromisos los que hizo en ese momento el presidente que, en su gran mayoría, no los ha cumplido, empezando por estar al servicio de la Constitución y de las Leyes. Desde enero mismo, emitió el Acuerdo Gubernativo 31-2020 que creaba el Centro de Gobierno, en flagrante conflicto con las funciones que la Constitución le otorga a la vicepresidencia.

En cuanto a los dos compromisos de Estado mencionados por el presidente en su discurso, para combatir la desnutrición infantil ha creado (con lujo de publicidad) la Gran Cruzada Nacional por la Nutrición, la cual carece de una estructura seria que permita atacar de forma asertiva y siguiendo una metodología clara, la desnutrición crónica infantil. Para atacar la corrupción no se ha hecho nada, solo basta ver que se ha utilizado el presupuesto 2021 como moneda de cambio para pactar bajo la mesa con diputados y alcaldes su aprobación a cambio de asignación de obras, lo cual evidencia que combatir la corrupción no es prioridad en este gobierno, menos un compromiso de Estado.

Respecto a los temas tratados en su discurso, en cuanto a la protección a la mujer, así como la inclusión de los pueblos indígenas, garífunas y xincas, estos fueron incluidos en dicho discurso únicamente para “quedar bien”, lo que se ha evidenciado con videos de los abusos de los policías y antimotines contra mujeres en la manifestación pacífica en la Plaza de la Constitución, y de la actitud prepotente del mandatario en San Juan Comalapa hacia el líder indígena que le hizo una serie de peticiones. En ambas ocasiones el presidente no fue “…de ustedes y para ustedes” como dijo en su discurso. En cuanto a la reforma educativa, la cual comenzaba el 14 de enero, la misma aún no ha dado inicio. La SAAS, que tan bien lo alimenta con finas viandas, tampoco ha desaparecido. El presupuesto 2021 evidencia a todas luces una política económica imprudente, por parte del ejecutivo.

Para cambiar el rumbo de este gobierno, lo único que debe hacer el presidente Giammattei es volver a ver el video de su discurso de toma de posesión, y ejecutar lo que prometió.

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