Alejandro Giammattei dijo que grupos minoritarios están tratando de forzar un Golpe de Estado e invocó la Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos que, dirigida por el magro Almagro, rápidamente envió una misión para analizar la situación denunciada. Si los observadores lo son de verdad y vienen sin venda en los ojos, ya habrán entendido que, ciertamente, en Guatemala se fragua un Golpe de Estado, pero el mismo lo está dando la dictadura de la Corrupción que, usando su poder y fuerza, pretende descabezar a la Corte de Constitucionalidad con antejuicios espurios para allanar el camino a la total captura del Estado.
La única ruptura de orden constitucional en marcha la viene realizando la alianza oficialista que estructuró el mismo Giammattei con aliados como Sandra Torres, los Alejos, Zury Ríos que pusieron a sus diputados junto a los de Mario Estrada, preso en EUA por crímenes relacionados con el narco. A esa alianza se han sumado otros partidos mediante el viejo procedimiento de la compra de votos que es ya tradición en nuestro juego parlamentario. Y el objetivo central que se trazaron en enero, cuando Giammattei pasó a ser la cabeza visible de la Dictadura de la Corrupción, fue elegir las cortes amañadas por Gustavo Alejos y, cuando la Corte de Constitucionalidad se los impidió, empezó la lucha para salir de los magistrados de la CC que se interponían en sus planes. El destino quiso que muriera uno de ellos y que otro quedara incapacitado para el ejercicio de sus funciones, lo que dejó únicamente en las figuras de Gloria Porras y Francisco de Mata Vela la responsabilidad principal de contener el avance de los corruptos y son esas dos cabezas las que, en plena presencia de la misión de la OEA en Guatemala, siguen tratando de cortar a como de lugar.
El Golpe de Estado es la alteración del orden constitucional que no necesariamente busca el derrocamiento de un presidente. Serrano dio un Golpe de Estado al disolver el Congreso y la Corte Suprema de Justicia y tuvo que pagar las consecuencias. Hoy Giammattei quiere disolver a la actual Corte de Constitucionalidad para allanar el camino al esfuerzo de total y absoluta impunidad que persiguen él y sus aliados y eso es un Golpe de Estado. Nadie está conspirando para dar un cuartelazo a Giammattei, por más que él se esfuerce en seguir cosechando el repudio de la población, pero sí se está conspirando para aniquilar a la CC como última instancia en el control del Estado de Derecho.