Ayer se instaló la mesa de diálogo convocada por el Presidente para hacer un análisis “técnico” del presupuesto a fin de plantear modificaciones al de este año que será aplicado para el 2021. De entrada se retiraron dos de los llamados tanques de pensamiento, Asies e Icefi, y el sector Cooperativo representado por Congcoop anunció que no se prestaba al juego del gobierno. Tanto la Asociación de Estudios Económicos y Sociales como el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales señalaron cambios inconsultos en la agenda para explicar su decisión. El caso es que se conformó la mesa de diálogo y el gobierno lanzó un video explicativo en el que aparecen los voceros de CACIF, Cámara de Industria y Fundesa explicando la importancia del diálogo y al menos uno de ellos cuestionando “los actos terroristas” del sábado pasado, con lo que se debe haber referido al incendio en el Congreso sobre el que, por cierto, hay que averiguar quién puso el fuego.
A mí me llamó la atención el hecho de que no haya sido invitado al evento que pretende un “diálogo nacional” para superar la crisis provocada por el Congreso, al aprobar como lo hizo un sucio Presupuesto, a los dirigentes sindicales de las áreas de Salud Pública y Educación Pública porque realmente en ese video, para darle expresión a las fuerzas más importantes de apoyo al sistema vigente, hizo falta por lo menos la autorizada voz de Joviel Acevedo, de manera que pudiera hablarse de un abanico más allá de los representantes del sector privado y de la Iglesia Evangélica.
Y es que no se puede pasar por alto que en todo el trabajo que se ha hecho para consolidar el sistema imperante, la alianza entre esas “fuerzas vivas” (expresión que nada tiene que ver con aquello de que algunos se pasan de vivos) ha sido fundamental y sin su sólido respaldo ni Jimmy Morales hubiera logrado sepultar la lucha contra la corrupción ni se hubiera logrado sepultar el sueño de un verdadero Estado de Derecho con la designación de jueces que no fueran los escogidos por el gran postulador, Gustavo Alejos.
Hizo falta escuchar los conceptos que el sindicalismo estatal, ese que es puntal para apoyar a los gobiernos corruptos que gustosos suscriben pactos colectivos para disponer de fuerzas de choque en caso de necesidad, como el presente, porque sin duda que así la ciudadanía hubiera tenido un panorama completo. Por alguna razón los encargados de la información oficial no tomaron en cuenta a los otros participantes en la mesa de diálogo y centraron toda su atención en las tres entrevistas ya mencionadas, puesto que lo que se trata es de destacar que los que siempre han estado y titubearon ante la forma en que el Congreso aprobó el presupuesto, han vuelto al redil y están prestos para avalar lo que se disponga para “acomodar” las cifras de manera que aquellos diputados que habían vendido su voto no se queden silbando en la loma con cambios que dejan sin financiamiento los pactos tan celosamente alcanzados.
En otras palabras, los bandos siguen bien definidos. Por un lado los que quieren cambios a un sistema podrido y por el otro los que le sacan raja a ese perverso sistema.