Por ANDREA RODRÍGUEZ
LA HABANA
Agencia AP
Un científico suizo en representación de una organización de ese país y colegas cubanos informaron ayer que la vacuna contra el nuevo coronavirus en la que se trabaja en la isla contará con financiamiento gubernamental y privado de la nación europea.
«Puedo decir que estoy extremadamente satisfecho de mi visita, ahora soy mucho más optimista sobre las posibilidades reales que tienen las vacunas cubanas para ser un arma eficaz en el enfrentamiento a nivel mundial al COVID-19», dijo durante una conferencia de prensa el doctor Franco Cavalli.
Junto al médico estuvo el embajador suizo en Cuba, Mauro Reina, y el científico cubano Agustín Lage, asesor del grupo empresarial estatal Biocubafarma, y exdirector del Centro del Inmunología Molecular
Cavalli, un destacado oncólogo, dirige una organización en su país llamada MediCuba. Fue creada en 1992 y recibe fondos de la Agencia para la Cooperación Suiza (Cosude) y aportes privados. Hay también secciones de su institución en países europeos y –pese al nombre– el gobierno de la isla no tiene participación en ella, aunque se coordina para el trabajo conjunto, explicó el especialista.
Desde que comenzó la pandemia en la isla en marzo pasado, MediCuba entregó a La Habana 600.000 euros para insumos como pruebas diagnósticos, respiradores y tecnología.
Ahora se acordó apoyar al estatal Instituto Finlay, donde se desarrollan dos posibles vacunas, una de ellas en avanzado proceso de ensayos clínicos llamada Soberana 01, que según los protocolos podría estar lista para febrero o marzo de 2021, informaron recientemente las autoridades.
El financiamiento suizo sería «sobre todo para comprar equipos que son necesarios para medir los efectos de la vacuna en la sangre, que permiten ver exactamente cómo se distribuyen las distintas familias de linfocitos… después que la persona fue vacunada», explicó Cavalli. «Eso es algo esencial».
Cavalli no especificó el monto de la cooperación prevista y dijo que su viaje le permitirá llevar a las juntas directivas de la ONG un panorama de los requerimientos para que sean aprobados.
Según explicó, la ventaja del candidato vacunal cubano estriba en que no trabajo con el virus vivo, sino con un fragmento de éste y por su formulación podría no tener que usar las cadenas de frío de otras que se están desarrollando en el mundo.
El científico suizo indicó que se había reunido con sus pares en la isla y con funcionario de la Organización Panamericana de la Salud, y visitado varias de las instituciones que trabajan en las vacunas.
Por su parte, el cubano Lage indicó que un vez lista la vacuna, la industria farmacéutica de la nación caribeña tiene «la capacidad tecnológica» y experiencia para masificar la producción e incluso poder venderla.
Además de trabajar en el desarrollo de sus propios productos, Cuba firmó un acuerdo con Rusia para fabricar el antígeno Sputnik V.
Hasta la fecha Cuba ha logrado un relativo control de virus en su territorio, pese a que en los últimos meses debió incluso llegar al extremo de dictar un toque de queda y limitar al máximo la movilidad tras un rebrote.
En una conferencia de prensa semanal este viernes, el director de epidemiología de Cuba, Francisco Durán, informó que se reportaron un acumulado desde el mes de marzo de 7.541 casos positivos a COVID-19 –incluyendo 54 el jueves– y de éstos 130 fallecieron.
La cifra es baja en comparación a las cantidades confirmadas en otros países de la región con similar población, en parte debido a la rápida acción –que inicialmente incluía el aislamiento obligatorio en instituciones especiales– sobre los pacientes detectados mediante un sistema de pesquisa casa por casa y un modelo de atención gratuita.
Las autoridades fueron paulatinamente llegando a una «nueva normalidad» que incluyó el reinicio de clases presenciales y el transporte.
Además, se abrió el acceso al turismo –un motor de la economía cubana duramente castigada– y este domingo se prevé el inicio de las operaciones en la terminal aérea de la capital.