Lic. Luis Fernando Bermejo Quiñónez
@BermejoGt
lfernandobermejo@gmail.com
A pesar de las denuncias falsas de fraude de Donald Trump, es casi una absoluta certeza, que el ex-vicepresidente Joseph R. Biden Jr., más conocido como Joe Biden, va ser el cuadragésimo sexto (46º) Presidente de EE. UU. ¿Qué implicará esto para Guatemala? Pues implicará un cambio de dirección de la política exterior seguida por Trump para Guatemala y el resto de países de Centroamérica. Lo anterior según se desprende del documento titulado “El Plan de Biden para fortalecer la seguridad y la prosperidad en colaboración con los pueblos de Centroamérica”1 que delinea la política exterior que seguirá en Centroamérica.
El Plan Biden está redactado para “Centroamérica”, pero en realidad su énfasis a lo largo del documento es en el “Triángulo Norte” (Guatemala, Honduras y El Salvador). Para Biden la región enfrenta grandes problemas de penetración del crimen organizado en las fuerzas de seguridad y la política, así como de pobreza y violencia, que exacerba la necesidad de las familias de migrar. Por ello, el documento indica que más que políticas migratorias draconianas y reducir la ayuda como lo hizo la administración Trump “…Joe Biden sabe que la forma más efectiva …de reducir la migración desde el Triángulo Norte es abordar de manera integral sus causas fundamentales, los factores que impulsan a las personas a abandonar sus países en primer lugar…” Para abordar las “causas fundamentales” de la migración, el Plan Biden propone una estrategia de acción en 5 ejes: 1) Desarrollar una estrategia regional integral de cuatro años y $4 mil millones para abordar los factores que impulsan la migración desde Centroamérica; 2) Movilizar la inversión privada en la región; 3) Mejorar la seguridad y el estado de derecho; 4) Abordar la corrupción endémica; y 5) Priorizar la reducción de la pobreza y el desarrollo económico.
Sobre el primer eje se destaca que propone destinar $4 mil millones en cuatro años, para la movilización de la inversión privada incluyendo por medio de alianzas público-privadas (APPs) en la que se “…ponga la lucha contra la corrupción en el centro de la política de los Estados Unidos en América Central…” En el segundo eje, de “movilización de la inversión privada”, se destaca el objetivo de “…trabajar con bancos multilaterales de desarrollo, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para desarrollar infraestructura y promover la inversión extranjera al involucrarse con el sector privado…” y “…centrar los esfuerzos de desarrollo económico en la modernización de las redes eléctricas, puertos y carreteras del Triángulo Norte, para que las industrias locales puedan competir a nivel mundial…” En el tercer y cuarto eje, se destaca el objetivo de “…apoyar reformas a nivel nacional para combatir la corrupción en los servicios de seguridad y fortalecer el poder judicial…”, así como de forma muy particular “…apoyar los mecanismos anticorrupción existentes mientras se trabaja con aliados para crear una comisión regional, con el fin de combatir la corrupción, construir instituciones nacionales más sólidas y ayudar a los fiscales locales a perseguir la corrupción…”. Por último, en el quinto eje, reducción de pobreza, menciona atacar la inseguridad alimentaria, entre otras acciones.
De lo anterior se puede apreciar que el Presidente Biden le pondrá atención renovada al Triángulo Norte y que dentro de su política exterior tendrá un lugar preponderante la lucha contra la corrupción. Se puede esperar que el repliegue del apoyo a su combate por la forma “transaccional” del Presidente Trump se acabara y que regresará a niveles del 2015-2016. De la misma forma, le pondrá particular atención a la penetración del crimen organizado y el narcotráfico en la región, en la cual es particularmente versado por haber sido uno de los impulsores del Plan Colombia en la época de Clinton. Esperemos que sepa movilizar los recursos financieros y la banca de desarrollo para promover la inversión en infraestructura pública que coadyuve a que el interior del país se pueda desarrollar, extremo que es indispensable si este país va despegar. Guatemala necesita el equivalente a un “Plan Marshall” para su “construcción” más que reconstrucción, pero también necesitamos apoyo en reformar la institucionalidad del país (e.g. servicio civil y contrataciones públicas), extremo que si no se materializa, la cruzada contra la corrupción quedará estéril como ya se demostró en los años del 2015 a la fecha. Esperemos que el futuro Presidente Biden aprenda de los errores que EE. UU. ha cometido en los últimos cinco años.
1Obtenido en: https://joebiden.com/es/el-plan-de-biden-para-fortalecer-la-seguridad-y-la-prosperidad-en-colaboracion-con-los-pueblos-de-centroamerica/







