Jorge Morales Toj
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Los efectos del huracán Eta nos vuelve a mostrar los rostros más tristes y los llantos más amargos de ruralidad de Guatemala. Miles de familias indígenas y campesinas lo han perdido todo.
El día de ayer recibí una llamada de un líder comunitario maya Ixil y me contó que las comunidades del vértice norte han quedado inundadas, destruidas, incomunicadas y en todas existe la enorme angustia por lo que pasará mañana. Las comunidades del norte del departamento de Quiché históricamente han sido marginadas y excluidas por el Estado y ahora la naturaleza les ha golpeado.
La gente en las comunidades aisladas e inundadas, requieren alimentos, lo más importante en este momento es asegurar su sobrevivencia alimentaria. Posteriormente es necesario que se ubiquen lugares seguros donde puedan reconstruir sus vidas, asegurando una vivienda digna y segura y tierras para producir.
Otro aspecto que es de vital importancia para las comunidades afectadas es hacer un inventario de pérdida de cosechas e insumos agrícolas. Este tema no es solo de estadística para el gobierno, esto implica, tener un programa de atención rápida para asegurar que los productores sigan produciendo, por el bien de sus familias y por el bien del país.
Transitando por la carretera del norte del Quiché, puede notar que la destrucción de la infraestructura vial está limitando la movilidad de las personas y, sobre todo, está limitando la capacidad de muchos pequeños productores de sacar a la venta lo poco que han recuperado. Es urgente que el gobierno envíe maquinaria para comenzar a liberar las rutas de acceso.
En varias comunidades, las muy precarias carreteras de terracería que en muchos casos han sido construidas con recursos de las comunidades y municipalidades, han quedado destruidas. Es necesario una estrategia para recuperar y ampliar la red de caminos rurales.
Es necesario reiterar que las comunidades no quieran vivir en las laderas de los cerros, pero el problema, es que no tienen dónde vivir y hoy más que nunca esas comunidades demandan una atención integral del Estado en el acceso a la tierra para vivir y para producir.
Todos sabemos que nuestro país es vulnerable ante los efectos del cambio climático, que somos un país lleno de tragedias provocadas por fenómenos naturales permanentes, sin embargo, no existen políticas de Estado de prevención serias; y siempre estamos atendiendo emergencias, sin ser capaces de tener planes de prevención.
Es necesario, hacer una revisión profunda de nuestras instituciones que tienen por mandato la atención a los desastres naturales. Es necesario fortalecer nuestra capacidad de respuesta rápida ante los fenómenos naturales.
La solidaridad de los todos los guatemaltecos una vez más se hace presente. Es con el apoyo de todos los guatemaltecos que podremos reponernos y seguir adelante. Es la acción desinteresada de los que sienten el dolor ajeno como vamos a sobreponernos.
Condenable es la acción de políticos que se aprovechan del dolor y la tristeza de los damnificados para hacerse publicidad. También son despreciables esos políticos que lucran y se aprovechan de las tragedias humanas, para seguir con prácticas clientelares y corruptas.
Que esta tragedia, sea una ocasión para unirnos y repensar en el desarrollo rural integral para todos.