MADRID
Agencia AP
La cifra total de casos de COVID-19 en España se ha disparado a más de 1.240.000, pero el gobierno indicó ayer que por ahora no impondrá medidas de confinamiento más severas.
Durante el fin de semana estallaron protestas violentas en una docena de ciudades en respuesta a un toque de queda nocturno establecido la semana pasada a nivel nacional. Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, prendieron fuego a vehículos y contenedores de basura, bloquearon avenidas y arrojaron objetos a policías antimotines.
José Luis Escrivá, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del Gobierno de España, dijo el lunes en entrevista para la televisora Antena 3 que tales conductas son de esperarse porque la población se harta de las restricciones para frenar la propagación del COVID-19.
El Ministerio de Sanidad reportó poco más de 55.000 nuevos casos de coronavirus en España desde que sus últimas cifras oficiales fueron publicadas el viernes. Más de 36.000 personas han muerto en el país a consecuencia de la enfermedad desde el inicio de la pandemia.
Las autoridades de Asturias, una región de la costa norte de España, han pedido al gobierno español que ordene a la población de la provincia permanecer en casa durante dos semanas.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, descartó decretar un confinamiento domiciliario antes de tener los resultados de las más recientes restricciones del gobierno central, impuestas la semana pasada. Un estricto cierre de negocios de marzo a junio redujo el número de casos, pero causó serias afectaciones a la economía.