Alfonso Mata
HS: Qué queremos decir con aislamiento y soledad
AM: El término «relaciones sociales» es posiblemente la forma más común de referirse a las conexiones e intersecciones entre los seres humanos, y se deriva y se emplea en un uso común más amplio. Se han utilizado una variedad de términos cuando hablamos de la soledad del anciano —aislamiento social, conexión social, redes sociales, apoyo social, relaciones sociales, soledad, etc.— para referirse a situaciones relacionadas. Hay distinciones importantes entre estos términos en lo que describen o miden, pero a menudo se usan erróneamente de manera intercambiable. Un individuo puede estar aislado y no sentirse solo, o puede sentirse solo incluso si no está aislado. El aislamiento social y la soledad representan fenómenos distintos.
El aislamiento social generalmente se refiere a la falta objetiva de (o limitado) contacto social con los demás y está marcado por una persona que tiene pocos vínculos con las redes sociales, que tiene un contacto social poco frecuente o, potencialmente, que vive sola.
La soledad, por el contrario, se refiere a la percepción de aislamiento social o al sentimiento subjetivo de estar solo. Aunque aquellos que carecen de contacto social pueden sentirse solos, el aislamiento social y la soledad a menudo no tienen una correlación significativa. Por tanto, es importante distinguir entre los dos estados.
En las últimas décadas ha habido un nuevo enfoque en la soledad como factor de riesgo para la salud. Si bien cada uno de estos términos se ha relacionado con resultados de salud importantes, no están altamente correlacionados, lo que sugiere que pueden influir en la salud a través de diferentes mecanismos. Por lo tanto, el término “conexión social” se ha propuesto para abarcar los diferentes enfoques conceptuales y de medición y para mejor interpretación se ha desarrollado un esquema como el siguiente:
Componentes estructurales, funcionales y de calidad de la Conexión social
FUENTE: Holt-Lunstad, 2018a. Annual Review of Psychology, Volumen 69 © 2018 por Annual Reviews, http://www.annualreviews.org
El aislamiento social se refleja en la Figura como un indicador estructural de conexión social, mientras que la soledad es un indicador funcional.
La literatura sobre el aislamiento social y la soledad utiliza todos estos términos para describir la base de evidencia con la mayor precisión posible, cuando la evidencia no diferencia o combina varios términos relacionados, se suele usar el término «conexión social» para referirse a los diversos aspectos estructurales, funcionales y de calidad de las relaciones sociales.
HS: ¿Cómo estamos?
AM: En Guatemala aproximadamente 850,000 personas sobrepasan la edad de los 65 años, alrededor del 6% del total de la población. En las poblaciones de la tercera edad, el aislamiento social (el estado objetivo de tener pocas relaciones sociales o el contacto social poco frecuente con otros) y la soledad (un sentimiento subjetivo de aislamiento) son riesgos de salud pública graves pero subestimados, que afectan a una parte importante de la población adulta mayor. Se suele considerar que uno de cada cuatro adultos de esa edad está socialmente aislado, y una tercera parte informa sentirse solo. Si bien existen desafíos para medir el aislamiento social y la soledad con precisión, existe una fuerte evidencia de que muchos adultos mayores están socialmente aislados o solos de una manera que pone en riesgo su salud. Por ejemplo:
HS: Y cuál es su riesgo en salud
AM: El aislamiento social se ha asociado con un riesgo significativamente mayor de mortalidad prematura por todas las causas;
El aislamiento social, se ha asociado con aproximadamente un 50% más de riesgo de desarrollar demencia;
La soledad entre los pacientes con insuficiencia cardíaca se ha asociado con un casi cuatro veces mayor riesgo de muerte, 68% mayor riesgo de hospitalización y un aumento del 57 por ciento en el riesgo de emergencia visitas al departamento; y
Las malas relaciones sociales (caracterizadas por el aislamiento social o la soledad) se han asociado con un aumento del 29% en el riesgo de enfermedad coronaria incidente y un aumento del 32% en el riesgo de accidente cerebrovascular.
La soledad se ha asociado con tasas más altas de depresión, ansiedad e ideación suicida clínicamente significativas;
La soledad se ha asociado con un 59% más de riesgo de deterioro funcional y un 45% más de riesgo de muerte;
Las malas relaciones sociales (caracterizadas por el aislamiento social o la soledad) se han asociado con un 29 % más de riesgo de enfermedad coronaria incidente y un 32% más de riesgo de accidente cerebrovascular;
La soledad entre los pacientes con insuficiencia cardíaca se ha asociado con un riesgo de muerte casi cuatro veces mayor, un 68% más de riesgo de hospitalización y un 57% más de riesgo de visitas al departamento de emergencias;
Ante esa evidencia tan clara, el sistema de salud no logra montar un proceso adecuado de atención a la salud a este grupo de edad y no se ha concientizado que comprender el alcance total y la complejidad de la influencia de las relaciones sociales en la salud, es un desafío. Además del número absoluto o el alcance de las relaciones sociales, la calidad de tales relaciones también es un factor importante en su impacto en la salud. Y finalmente, un buen programa de salud nacional para esta edad, bajaría tremendamente costos.
HS: Entonces no existe claridad al respecto
AM: ¡claro que si existe claridad al respecto! Cabe señalar que es incorrecto suponer que todos los adultos mayores están aislados o solos o que el envejecimiento, independientemente de otros factores, causa aislamiento social y soledad. Más bien, los adultos mayores tienen un mayor riesgo para el aislamiento social y la soledad porque es más probable que enfrenten factores predisponentes como vivir solos, la pérdida de familiares o amigos, enfermedades crónicas y deficiencias sensoriales. A lo largo de la vida, el aislamiento social y la soledad pueden ser episódicos o crónicos, según las circunstancias y percepciones de un individuo.
HS: Que se necesita
AM: Al menos cinco cosas debe atenderse e implementarse dentro del sistema de salud:
1. Desarrollar una base de evidencia más sólida para estrategias efectivas de evaluación, prevención e intervención para el aislamiento social y la soledad;
2. Traducir la investigación actual, a las prácticas de atención de la salud, para reducir los impactos negativos en la salud del aislamiento social y la soledad;
3. Mejorar la conciencia de los impactos médicos y en la salud del aislamiento social y la soledad, en la fuerza laboral de la salud y entre los miembros del público;
4. Fortalecer la educación y la formación continua relacionada con el aislamiento social y la soledad en los adultos mayores para el personal sanitario; y
5. Fortalecer los vínculos entre el sistema de salud y las redes y recursos comunitarios que abordan el aislamiento social y la soledad en los adultos mayores.