Por MARÍA VERZA
CIUDAD DE MÉXICO
Agencia AP

El presidente Andrés Manuel López Obrador propuso ayer a Rosa Icela Rodríguez, periodista de formación y colaboradora del mandatario desde hace más de una década, para hacerse cargo de la coordinación de la seguridad en México, un país que sigue acosado por la violencia vinculada con el crimen organizado.

Rodríguez, que actualmente se recupera de COVID-19, sustituiría así a Alfonso Durazo al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y se convertiría en la primera mujer en asumir la coordinación del gabinete de seguridad del gobierno federal.

Durazo presentó formalmente su renuncia el viernes, durante la reunión del gabinete de seguridad, para poder postularse a la gobernación del norteño estado de Sonora. Horas después López Obrador hizo el anuncio, aunque reconoció que no había hablado directamente con ella, con lo que desconocía si aceptaría la oferta.

Rodríguez, antigua reportera y servidora pública desde hace dos décadas, había salido recientemente del gabinete de Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno de Ciudad de México, donde fue secretaria de Gobierno, y en julio se había incorporado al Ejecutivo federal para hacerse cargo de los puertos y facilitar el traspaso de su mando al Secretaría de Marina.

«La necesitaba para poner orden en los puertos… para acabar con la corrupción en los puertos, el contrabando, la introducción de droga», dijo López Obrador. Según explicó, Rodríguez hizo un diagnóstico de la situación en ese sector que sirvió para elaborar la reforma de la ley aprobada esta semana por el Senado y que entrega el control de los puertos a la Marina.

Natural de San Luis Potosí, en el centro norte del país, y después de trabajar como reportera del diario nacional La Jornada, se incorporó al gobierno de la Ciudad de México y ha colaborado desde hace dos décadas con todas las administraciones de la capital.

Cuando López Obrador fue alcalde de la ciudad (2000-2005), Rodríguez trabajó en Seguridad Pública y también fue secretaria de Desarrollo Social. Después colaboró con Marcelo Ebrard cuando el actual canciller y uno de los hombres fuertes del mandatario gobernó el entonces Distrito Federal. Rodríguez coordinaba en ese momento tanto el gabinete como los temas de seguridad y procuración de justicia.

El presidente llevaba semanas diciendo que la principal cualidad que buscaba entre los candidatos a sustituir a Durazo -que ya había anunciado sus aspiraciones políticas- era que fuera alguien honesto y de su plena confianza.

Estas palabras tenían especial relevancia después de la detención del general Salvador Cienfuegos -exjefe del ejército durante la administración de Enrique Peña Nieto, 2012-2018- en Estados Unidos por supuesto narcotráfico, ya que su arresto puso en entredicho la confiabilidad de las fuerzas armadas, pilar de la política de seguridad mexicana.

Ana Vanessa Cárdenas Zanatta, profesora de Ciencias Políticas en dos universidades privadas de la capital, el Tecnológico de Monterrey y la Anahuac, alabó que López Obrador quiera nombrar a una mujer para un puesto tan importante pero consideró que Rodríguez «tiene poca experiencia».

A juicio de esta académica, el presidente se mantiene «en el camino de la improvisación» y «prioriza la lealtad personal (a) la confiabilidad para ejercer el cargo».

Si Rodríguez acepta, serán muchos los retos por delante para coordinar una estrategia que tiene su eje fundamental en las fuerzas armadas y en la Guardia Nacional, el cuerpo creado en esta administración que depende de la Secretaría de Seguridad pero está conformado mayoritariamente por militares y cuyo mando operativo es un general.

Samuel González, exdirector de la oficina especializada en delincuencia organizada, reconoció su sorpresa por la elección de Rodríguez, pero subrayó que es una mujer «que sabe lo que hace, no es una novata».

Según González su figura podría hacer un poco de contrapeso al poder de los militares, que no sólo controlan la seguridad sino también la infraestructura, las aduanas y los puertos. Pero el experto dijo que no espera un cambio drástico en la estrategia oficial de seguridad.

López Obrador apostó a que la Guardia Nacional contribuyera a luchar contra los cárteles y a reducir la violencia en el país pero aunque ciertos delitos han disminuido, los homicidios se mantienen sin cambios sustanciales.

«Recibimos un país oliendo a pólvora… en el peor escenario posible, no podíamos fingir que sería fácil resolver el problema», dijo Durazo en una de sus últimas comparecencias.

Durazo se mostró satisfecho con haber logrado limpiar de corrupción la Policía Federal y con la creación de la Guardia Nacional.

Sin embargo, son muchas las críticas que ha tenido una estrategia de seguridad que muchos analistas consideran una continuación de la de administraciones anteriores. López Obrador ha insistido en que la diferencia radica en que él no permite la impunidad ni la corrupción y que ahora hay un límite claro entre funcionarios y criminales.

Uno de los momentos más críticos fue en octubre de 2019 cuando un operativo para capturar al hijo del capo mexicano Joaquín «El Chapo» Guzmán en Culiacán, Sinaloa, resultó un fiasco y acabó con la liberación del joven narcotraficante después de que los miembros del cártel aterrorizaran y sitiaran la ciudad por varias horas.

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