Carlos Rolando Yax Medrano

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Carlos Rolando Yax Medrano

La suspensión de actividades escolares presenciales ha sido, sin lugar a dudas, de las medidas más acertadas implementadas por el Gobierno de la República para controlar la cadena epidemiológica. Sin embargo, los beneficios pueden dejar de ser motivo de alivio para la población si no se atienden las consecuencias. El sistema educativo guatemalteco ya se encontraba en una crisis estructural antes del COVID-19. Si no se maneja de manera adecuada, la crisis coyuntural del COVID-19 puede tener un impacto negativo en el corto, mediano y largo plazo para Guatemala.

En 2019 se inscribieron 613 095 niños al nivel de educación preprimaria, 2 346 898 niños al nivel de educación primaria, 782 837 niños al ciclo básico del nivel de educación media y 415 810 jóvenes al ciclo diversificado del nivel de educación media. En total se inscribieron 4 158 640 niños en todos los niveles de educación. Por lo tanto, la suspensión de actividades escolares presenciales supone un desafío enorme para el Ministerio de Educación, puesto que debe formular una estrategia para posibilitar la educación a distancia a más de 4 millones de personas.

Si se consideran las experiencias asiáticas y europeas, la solución parece ser evidente. En la era del internet y las redes sociales, estar en cuarentena no supone un reto para la conexión con otras personas. Sin embargo, Guatemala es un país en vías de desarrollo y la transformación digital es una tarea que ni siquiera se ha empezado.

El Censo 2018 registró 3 275 931 hogares en el país, con un promedio de 4.5 habitantes por hogar. El 88.1% del total, es decir 2 887 256 hogares, cuentan con el tipo de alumbrado eléctrico. La primera dificultad para Guatemala se encuentra en que aún hay 389 836 hogares, es decir 1 754 262 personas, sin acceso a energía eléctrica en sus hogares. El distanciamiento social sí supone un desafío para la comunicación de las personas si casi 2 millones no pueden tener algún dispositivo electrónico.

Además, en el Censo 2018 se investigó el equipamiento de los hogares, categoría en la que incluyeron el “Equipamiento de Tecnologías de la Información” con el que cuentan. Es en esta categoría, precisamente, donde se presenta el reto más grande que debe resolver el Gobierno de la República para poder mantener las medidas de distanciamiento social y controlar la epidemia. Los datos muestran que sólo en 1 de cada 6 hogares se cuenta con el servicio de internet, sólo en 1 de cada 5 hogares se cuenta al menos con una computadora, sólo en 5 de cada 10 hogares se cuenta con el servicio de televisión por cable, sólo en 13 de cada 20 hogares se cuenta con una radio y sólo en 7 de cada 10 hogares se cuenta con un televisor.

Por lo tanto, en Guatemala 5 de cada 6 personas no cuentan con el servicio de internet en sus hogares, 4 de cada 5 personas no cuentan con al menos una computadora en sus hogares, 5 de cada 10 personas no cuentan con el servicio de televisión por cable en sus hogares, 7 de cada 20 personas no cuentan con una radio en sus hogares y 3 de cada 10 personas no cuentan con un televisor en sus hogares.

El Gobierno de la República tiene grandes desafíos que resolver para el ciclo escolar 2021. Además del rezago en la calidad académica, los problemas de cobertura se han aseverado. Al respecto, las empresas de telecomunicaciones pueden jugar un rol importante. La pregunta es ¿quieren hacerlo?

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