Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
Se ríen de nosotros, los ciudadanos, en la cara y somos incapaces de articular siquiera un aire con remolino y como lo saben, los negocios se suman y siguen con total desfachatez, con plena tranquilidad y con una enorme dosis de cinismo.
José Luís Benito estuvo a punto de ser confirmado como Ministro de Comunicaciones, pero en su lugar, nombraron a un diputado Josué Edmundo Lemus, quien heredó una cartera que históricamente ha permitido amasar fortunas de todo tipo y, recientemente, llenar 22 maletas con Q122 millones.
Un cuestionado director de CAMINOS, Fredy Chojolán (hace unos días y gracias a una denuncia ciudadana destapamos un negocio de Q88 millones hecho a la medida) es un personaje que confirma la podredumbre del sistema y las complicidades expresas o solapadas de sus superiores.
Ahora dice Chojolán que no sabe qué se hicieron Q135 millones, que le falsificaron la firma y luego sale Álvaro González Ricci, ministro de Finanzas, en Prensa Libre a desmentir a Lemus y Chojolán llamándolos mentirosos (El ministro de Finanzas luego expresó que descontextualizaron sus palabras). La próxima Junta de Gabinete estará “alegre”, pero eso no quita la rabia que se siente de que nos vean la cara, sabiendo que somos en parte responsables de este desmadre.
Logran cuajar la Junta Directiva del Congreso porque saben que podrán “feriar” los más de Q2 mil millones de pesos en “obras de reactivación” con la misma tranquilidad que tuvo Benito para almacenar plata y financiar con ese dinero; todo lo harán con la misma paz con la que en Comunicaciones y Caminos siguen haciendo millonarios negocios.
Los Q2 mil y pico millones son LA MONEDA CON LA QUE SE PAGARÁN LOS PACTOS PARA ELEGIR JUNTA DIRECTIVA DEL CONGRESO Y OTROS ACUERDOS POLÍTICOS QUE LE DAN LA ESPALDA A LA GENTE. Lo sabemos los ciudadanos y lo saben ellos.
Y por eso, ES QUE NO QUIEREN CORTES INDEPENDIENTES. No quieren cortes en el Congreso, no las quiere el Presidente y sus asesores legales, no las quiere la Corte Suprema de Justicia (CSJ), no las quiere la mujer que le da fe a las mafias desde el Ministerio Público (MP), no las quiere la profeta de la Corte de Constitucionalidad (CC) y los grupos de particulares que hablan de crecer y de certeza jurídica pero que lo “pretenden” lograr sin cortes independientes.
Podemos refunfuñar todo los que queramos, pero hasta que no seamos capaces de convocar y provocar el sentarnos en una mesa para dialogar al respecto de los acuerdos que debemos alcanzar con gente de derecha, de izquierda, ladinos, indígenas, trabajadores, empresarios, emprendedores, gente urbana, rural, nuestros reclamos seguirán siendo inútiles.
Los ladrones entras hasta donde se les deja y aquí les hemos dejado que nos roben toda la casa en plena luz del día. Ni siquiera lo tienen qué hacer con sofisticación. El sistema ha logrado reinventarse para operar a todo vapor. Bien dijo Luis Arreaga que en el 2018 hubo un cambio entre el poder y la ciudadanía y el ganador no fue el ciudadano.
Pero ahora, como los grandes, debemos afrontar las consecuencias de nuestra indiferencia para hacer la diferencia. Hoy más que nunca nuestra vida depende de consensos, de nuestra habilidad para ponernos de acuerdo para cerrar el paso a los corruptos.