Jorge Santos
El viejo orden instaurado al amparo de dos grandes poderes, por un lado y por encima de cualquiera, el poder económico y bajo su tutela y financiamiento el poder militar. Este último siempre a nivel de servidumbre, resguardando los intereses y los privilegios del primero. Esta alianza natural se vio trastocada con las aspiraciones democráticas de la población guatemalteca y los aires pacifistas de la región, los unos gozando de sus privilegios y los segundos gestando sus fortunas al amparo de los negocios turbios e ilegales que los primeros les habían cedido bajo la sombra del conflicto armado interno.
Esta alianza de carácter oligárquico militar si vio trastocada o rota luego de la creación del nuevo pacto social de 1985 expresado en la Constitución Política de la República, que aún y bajo la lógica contrainsurgente, establecía la posibilidad de crear un Estado Social de Derecho. A partir de este nuevo pacto social, se dio vida los Acuerdos de Paz y con ellos la posibilidad de crear un Estado que pudiera hacer como propias la inclusión social y económica, la equidad, la justicia social y por supuesto la democracia. No debió pasar mucho tiempo para que el viejo Régimen Oligárquico que nacía de la alianza entre ricos y militares torciera el camino de la paz y la democracia e instalará una agenda neoliberal contraria a las aspiraciones populares plasmadas en dichos acuerdos.
De ese momento para la actualidad todo se ha movido como una especie de péndulo que muchas veces avanza hacia el futuro y el desarrollo y muchas otras nos arrastra hacia el pasado y el atraso. Todos los momentos en los que dicho péndulo de la historia nos arrastra hacia el pasado y el atraso, están vinculados a gobiernos que con mayor nivel de medida están asociados al Régimen oligárquico. Luego del importante parteaguas que significó el 2015, con sus imponentes movilizaciones sociales y populares contra dicho Régimen, la vieja y anacrónica alianza oligárquica militar, ahora apoyada y respaldad por cierta élite política y por el crimen organizado, se ha dispuesto a regresar al país a la dictadura y con ello la instalación de un Estado autoritario, represivo y organizado para garantizar los privilegios de unos pocos.
Luego de planificar la instalación de dicho Régimen, se llevo a cabo una estrategia diseñada financiada por la élite económica y la ejecución de la misma le correspondió al mequetrefe de Jimmy Morales. La consolidación del retorno autoritario y de la instalación del viejo orden político, económico y social lo representa Alejandro Giammattei y su circulo de corrupción, violencia e impunidad. En ese marco, la Pandemia, le h caído de maravillas al Régimen oligárquico para sus aspiraciones criminales y corruptas, y eso ha sido plenamente aprovechado por el gobierno de Giammattei, que con antecedentes de ser un gatillero de la oligarquía, ha impuesto una “nueva normalidad” que más se parece y sabe a pasado de terror, violencia, pobreza, injusticia y represión.