Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Ser un empresario, en cualquier parte del país, sin importar origen o posición geográfica, es importante porque tienen incidencia en la sociedad, en sus trabajadores, en sus familias y en sus comunidades; aquellos que realizan una labor honrada y atrevida inciden de manera especial. Ser empresario es como la parábola de los talentos, el que hace las cosas bien se le reconoce y a la vez se espera que lidere con el ejemplo.

Guatemala se encuentra en un momento definitivo en la historia porque necesitamos poder diseñar una ruta incluyente que facilite los esfuerzos de todos aquellos que desean hacer las cosas bien, en el marco de la ley; necesitamos poderle responder a los miles que piden una oportunidad y que muchas veces las encuentran en Estados Unidos luego de un viaje lleno de sangre, sudor y lagrimas.

Es fundamental que como sociedad, alcancemos los acuerdos necesarios para lograr cambiar un sistema que no favorece la inversión pública o privada porque sigue teniendo vericuetos que facilitan la operación de quienes maniobran de manera oscura y porque nuestras instituciones, como la Contraloría de Cuentas (CGC) y el Ministerio Público (MP) al día de hoy, operan para proteger al sistema y no para limpiarlo.

Es indispensable fortalecer las instituciones cuando estamos viendo una mayor penetración del narcotráfico a nivel país, que no solo desalienta las inversiones locales o extranjeras, sino que nos pone frente a un poderoso jugador que necesita el debilitamiento y cooptación de esas instituciones para lograr sus objetivos con más tranquilidad.

Preocupó el desempeño del MLP (brazo político de CODECA) hace unos meses, pero nada se ha hecho para evitar que el hartazgo de ciudadanos que lograron capitalizar no siga creciendo. El radicalismo de ninguno de los dos lados es la solución a los problemas del país.

Leporowski y los que emiten comunicados saben todo esto, están plenamente conscientes pero se resisten a enderezar el curso y optan por seguir orquestando acciones con diputados y magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y algunos de la Corte de Constitucionalidad (CC) con el afán de minar la institucionalidad de la máxima corte.

Se lanzan con todo en contra de la CC pero son muy tímidos cuando se trata de la elección de magistrados del Organismo Judicial. El Presidente del CACIF dijo que prefería no opinar respecto a las acusaciones que pesan sobre Gustavo Alejos, quien diseñó todo un plan para incidir en la CSJ, Salas de Apelaciones, Tribunal Supremo Electoral (TSE) y la CC.

Sabemos que Guatemala necesita de inversión pero nadie va a dejar su dinero en Guatemala si para tener certeza hay que saludar al Rey o llamar a Gustavito. Nadie se verá motivado a crecer si aumenta el riesgo que las mafias toquen a la puerta de los negocios y ordenen que les sea vendido algo o, peor aún, que cuando se quiera aplicar una resolución judicial cualquiera diga que no la cumple porque es ilegal.

Se entiende que haya desesperación en aquellos que no han logrado resolver sus causas judiciales porque no desean reconocer que hubo cosas que no se hicieron de la manera correcta, pero no por eso debemos poner todo el sistema de cabeza.

Si cualquiera de nosotros tuviera un gerente que quisiera descarrilar la compañía porque las cosas no se hacen como él quiere o no se le exonera en una investigación de mala conducta, se le diría que pone en riesgo toda la operación. No podemos pretender que el país opere de una manera que traicione los principios básicos de la empresarialidad y eso se llama coherencia.

Urge que las voces que entienden y en especial que no comparten la ruta en la que llevan el barco porque saben las consecuencias que tendrán, alcen la voz para proponer rutas en las que converjamos los que deseamos cambios sostenibles para Guatemala.

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