Jorge Morales Toj
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El 24 de septiembre se conmemora en Guatemala el día del Abogado. Es un día dedicado a enaltecer la hermosa, noble y delicada profesión de la abogacía. Considero que debe ser una ocasión especial para reflexionar sobre el rol de los abogados y el papel que ha tenido el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala, en la vida política del país.
Uno de los ilustres abogados que ha tenido Guatemala, es sin lugar a dudas el Doctor Bonerge Amílcar Mejía Orellana, quien falleciera recientemente debido a Covid-19. Dado la lucidez del magistrado, me permito transcribir literalmente algunas de sus palabras:
¿Imaginen cómo sería Guatemala sin orden y sin leyes? ¿cómo sería nuestra sociedad sin reglas, sin la búsqueda de consensos para dirimir nuestras dificultades individuales y grupales? Precisamente nuestra profesión previene de la palabra abogar, que significa conciliar, defender los derechos de todas y todos. Hacer valer las obligaciones que están pactadas en las leyes vigentes del país, pero especialmente en la Constitución Política de la República de Guatemala. Fácil es genera caos, pero que difícil es construir orden sobre la base del imperio de la ley, porque seguramente habrá quienes no estén de acuerdo. Es por ello que los abogados somos los llamados a defender los derechos de todos y todas y defender la ley y el orden como la vía más expedita para alcanzar el consenso antes nuestras diferencias.
De manera contundente el doctor Bonerge Mejía afirma: ¡!Estimados colegas, como no voy a sentir orgullo de ser abogado!!, si nuestra profesión es la mejor herramienta para la construcción de la paz, lo cual, permite tener viva la llama de la democracia que tanto nos ha costado construir en nuestro país”.
Los Abogados y Notarios de Guatemala debemos reflexionar sobre el rol que nos corresponde cumplir ante la sociedad guatemalteca. Debemos reafirmar nuestro compromiso con el fortalecimiento de nuestro Estado de Derecho, en donde se respeten en igualdad de condiciones los derechos y los deberes de todas y todos los ciudadanos sin distinción o discriminación por motivos de raza, color, credo, sexo, etnia o condición social.
Otra reflexión que debemos hacer como gremio, es cuestionar el papel que ha jugado el Colegio de Abogados y Notarios en todos los procesos en los que participa. Debemos recuperar el espíritu del colegio en favor de la transparencia y dejar de ser un instrumento de sectores obscuros que han cooptado nuestro sistema de justicia. Es impostergable impulsar reformas profundas a toda la normativa que rige al Colegio de abogados, para hacerlo una institución que garantice el bienestar de sus agremiados y que cumpla un rol positivo y propositivo en favor de los intereses de la sociedad guatemalteca.
Este 24 de septiembre no tenemos nada que celebrar, debido a que la Junta Directiva del Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala ha dejado en completo abandono a sus agremiados en estos meses de crisis. Derivado de la pandemia del Covid 19, decenas de colegas han tenido que cerrar bufetes y sobrevivir en condiciones difíciles.
Urge un cambio en el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala. Juntos todas y todos los agremiados estamos llamados a impulsar el cambio, por el bien de los agremiados y por el bien de Guatemala.