En la lucha por acabar con los avances que se lograron para atacar la corrupción, seguramente que la expulsión de la Comisión Internacional Contra la Impunidad se tiene que reputar como un gran logro, pero nada se compara con haber retomado el control pleno y absoluto del Ministerio Público para desmontar cualquier vestigio de interés por continuar luchando contra la impunidad en este país y hay que reconocerle a Jimmy Morales que supo escoger a la perfección cuando nombró a Consuelo Porras al frente de la Fiscalía General de la República, porque con ello asestó el más duro y funesto golpe al Estado de Derecho.
Lo ocurrido en los últimos días es realmente la tapa al pomo. Pese a que algunos pensaron que el comentario del Cardenal Ramazzini sobre la devoción y fe de Consuelo Porras haría que ella, en efecto, estaría interesada en ganarse el cielo, lo cierto es que sus intereses son muy distantes de esa aspiración religiosa. Ella sabe exactamente para qué y por qué fue nombrada para desempeñarse en ese cargo y no hay el menor motivo para suponer lo contrario. No le falló a Morales pero tampoco al sistema que ahora es encabezado temporalmente por Alejandro Giammattei y por ello se puede decir categóricamente que el triunfo más rotundo del Pacto de Corruptos fue aniquilar la capacidad de investigación del Ministerio Público y asegurar, desde la misma institución a cargo de la persecución penal, la impunidad para todos sus integrantes, habidos y por haber.
Ya no queda ninguna duda de cuáles son las funciones que tiene encomendadas el Ministerio Público en la nueva normalidad, como ahora se ha puesto de moda decir, y es que existen determinadas fiscalías especiales que son el refundidero a donde se envía cualquier tema relacionado con las acciones de corrupción.
Atrás quedaron, tristemente, aquellos momentos en los que las autoridades a cargo de la investigación y persecución de los delitos eran ejemplo no sólo para los guatemaltecos sino para el mundo entero porque, contra viento y marea, se llegó a los más altos niveles de las organizaciones criminales dedicadas al saqueo del país.
Jimmy Morales no es un ex presidente que goce de ningún prestigio por su desempeño al frente del gobierno, pero hay que reconocer que él y su entorno hicieron una excelente selección cuando nombraron a Consuelo Porras para dirigir el Ministerio Público porque les ha cumplido al pie de la letra y se prepara para otro período, logrado a punta de enorme lealtad a los actores del Pacto.