Por Grecia Ortíz
gortiz@lahora.com.gt

Aunque el migrante guatemalteco Juan Francisco Selada salió de Guatemala hace varios años, su corazón aún permanece en el país junto a su familia y ahora, gracias al baile viral de la página del Covi Dance, encontró de nuevo la pasión que por años había estado apagada.

Más que sus pasos de baile, el connacional le contó a La Hora Voz del Migrante su historia y su lucha por salir adelante.

Relajado, con una sonrisa de oreja a oreja, “El Pera” como es conocido, conversó con la reportera de este medio para contar cómo llegó y se estableció en Estados Unidos.

La habitación desde donde llama el guatemalteco es la misma que se hizo viral con su baile de música disco, con la canción “Die Hard Lover”.

En la pared se observa una bandera de Guatemala y alrededor de ella, una colección de carritos, afición que tiene un significado en su vida.

El Pera, dice que se enteró del concurso en redes sociales y decidió hablarle a Ileana Pineda, con quien también hablamos hace algunos días, cuando ya ella le explicó la temática del concurso se enteró que eran conocidos y decidió enviar su video.

El guatemalteco no solo baila música disco, también sabe de otros ritmos.

MIGRÓ HACIA ESTADOS UNIDOS Y VIVE EN TEXAS

Más allá del baile, cuenta que decidió migrar hace varios años y no lo logró en el primer intento, sino que fue hasta la segunda ocasión, aunque estuvo por 18 días en un tren. Ahora vive en el centro de Houston Texas.

Dentro de los motivos que lo llevaron a salir al extranjero, menciona la falta de oportunidades en Guatemala, aunque no olvida sus raíces y resalta que ama a su tierra pues en Guatemala viven sus papás, hermanos y sus hijos, a quienes siempre tiene presentes en su trabajo.

“Fue una decisión muy difícil dejar todo porque aquí empieza uno de cero, sin amigos, ni familiares, porque no más me recibió mi amiga de Guatemala, pero ya después lo hice todo yo solo”, contó.

Adaptarse a un nuevo país dice que fue complicado, incluso recordó que muchos tendían a hacer comentarios pesados sobre él, además tenía que aprender a comer lo que encontraba.

Con el tiempo, dice que encontró un restaurante guatemalteco en el que logró degustar sus platillos favoritos; el del connacional es el pepián, “hasta dos platos me como”.

Los migrantes dice que se enfrentan a retos incluso para subirse a un bus, pero todo con paciencia considera que se logra superar.

SU GUSTO POR EL BAILE

El Pera, habló del baile, pasión que empezó a practicar cuando era muy pequeño, de hecho, mencionó que cuando iba a hacer masa al molino, veía a otros niños y jóvenes que sabían bailar muy bien.

Así que cada vez que salía a jugar pelota, cuenta que aprovechaba para ir a aprender algunos pasos de baile con conocidos, “empecé como a los 9 años con la cosa del baile y así me fui, y pues soy el bailador de la familia”.

Con el tiempo iba a competir a las fiestas, se dio a conocer en discotecas y ahí conoció a amigos.

El baile para El Pera ha sido fundamental, de hecho, en Estados Unidos logró conocer algunos lugares a donde podía ir a practicar “me llevaron a una discoteca de puros latinos, haga de cuenta que llegue a donde pertenezco, era un lugar enorme y yo parecía un niño en una tienda de juguetes”.

“No bailo solo música disco”, afirma entre risas el connacional, entre sus triunfos dice que guarda varios premios que ha obtenido en las discotecas a donde ha ido.
Cuando se casó con su esposa, ella lo acompañó en esta pasión, mientras continúa su vida en el extranjero.

Ahora con el reto del Covi Dance, el guatemalteco cuenta que recuperó una parte de su alegría al hacer lo que le gusta, pues ahora puede compartir con otras personas el mismo gusto y de un mal momento, salió algo muy positivo.

“De un juego surgieron maravillas, con mi baile yo pude hacer feliz el corazón de una señora grande y eso para mí no tiene precio, yo no quería nada solo esperaba bailar, ya cuando hice el video, mi esposa me dijo que no se imaginaba que podía hacer todo esto”, afirmó.

El Pera añadió que lo importante de todo es compartir, “esta página hizo en mi corazón algo muy bueno, sentí a Guatemala, vi al Lobo y de ahí me salieron varios y fue bonito. Siento mucha felicidad, mi corazón está que revienta”.

“Ileana logró unir con su página y familia unir corazones y personas, vi videos que estaban muy bonitos, me conmovieron”, dijo.

CRECIÓ EN LA COLONIA JUANA DE ARCO DE LA ZONA 18

El Pera, creció en la zona 18 de la colonia Juana de Arco, lugar al que recuerda siempre con mucho cariño, sobre todo porque sus familiares viven ahí.

Con el premio que ganó del concurso de baile, decidió dárselo a una señora, quien recientemente perdió a su hijo.

Sobre su afición por los carritos que tiene en su habitación, el guatemalteco dice que todo surgió porque lo hace recordar a su niñez, tiempo en el que apenas si tenía unos cuantos juguetes dado que su condición económica era muy sencilla y no tenían recursos para tener más, “yo vengo desde lo más abajo con mis papás”.

Cuando migró a Estados Unidos y entró a una tienda de Walmart, recordó que vio varios de los carritos que de niño hubiera deseado tener, sin contener la emoción decidió adquirir varios y empezó a coleccionarlos.

“Cuando vine a Estados Unidos dije que quería tener un carrito, todo el tiempo he tratado la manera de cumplir mis sueños y esto que está aquí es un sueño. Como al año de venir a Estados Unidos salí a las tiendas más grandes, me llevaron al Walmart y cuando entre vi un callejón lleno de carritos y mi corazón latía mucho porque recordé a los niños que vendían carritos para comer, así que empecé a coleccionar, vi a aquel niño que deseaba esto”, afirmó.

TRABAJA CONSTRUYENDO ALBERCAS

El guatemalteco, cree que, para recibir el bien, todos tienen que hacer lo mismo y por eso destaca que es necesario practicar actos positivos y ese es precisamente su consejo para los migrantes guatemaltecos a que practiquen la unidad y hagan lo que les gusta.

Sobre su empleo, mencionó que de oficio es carpintero, eso es lo que sabe hacer, pero con el tiempo le hablaron de un trabajo de hacer albercas y piscinas, labor que a pesar de ser muy compleja ha logrado dominar junto a compañeros de otros países.

“Conversé con un señor y me dijo de un trabajo de jardinería, luego me llego la oportunidad de trabajar en una empresa de hacer albercas, me dijeron que debía estar temprano, fui y pasé un mes que pasaba sangrando de las manos, pero bendito sea Dios por mi abuelo y mi padre que me enseñaron a trabajar”, afirmó.

Su mensaje a todas las personas es que se unan en tiempos difíciles, que aporten a quienes menos tienen y que hagan lo que les gusta y si su pasión es bailar, que lo hagan como lo ha hecho él.

El guatemalteco se despide con un mensaje de positivismo, aunque la vida ha sido dura para él lejos de su familia, no pierde la alegría y le envía un saludo a su familia y demás amigos en Guatemala.

Ver más MIGRANTES CONTIGO
Artículo anteriorTribunal abre camino para que administración Trump termine con varios TPS
Artículo siguienteLA HORA EN POCOS MINUTOS